CON GARDEL, EN LA CHACARITA

Mi tiempo se ha ido gastando
entre poesía y poesía,
han pasado muchos años
que estuve en la Chacarita.

Fue una meta de por vida,
que pude dar por cumplida:
visitar su tumba eterna
antes de dejar la vida.

Todo comienza en la infancia.
Llevo a Gardel en las venas,
aunque yo no lo sabía;
la música me rondaba.

Nací en el cuarenta y ocho,
y ya Gardel no vivía,
pero existía en la radio,
y era presencia en la vida.

En todas partes estaba.
Fue su fama idolatría.
Mi padre fue fabricante
de aquella discografía.

Era magia fascinante:
El Gardel grabado en cinta,
mediante galvanoplastia
en un disco renacía.

Con el tiempo supe todo:
la música inolvidable
la leyenda de su vida.
su perdida lamentable...

Años pasaron entonces,
y en ellos se fue mi vida
sin cumplir aquel deseo
de estar en la Chacarita.

Salí para Buenos Aires
por trabajos de la vida.
Allí estuve una semana,
pensando en ir cada día.

Y faltando una jornada
me fui al Metro de Torrientes
y por fin en esta vida,
le lloré en la Chacarita.

Frank Calle (3/ julio/ 2023)