En plazos temporales cortos,
de Cristo me hago el mensajero,
rebelde estoico callejero,
porta la cruz sus huevos gordos.
Siendo un pacífico guerrero,
desconocemos su contorno,
distorsionado por el clero,
falso nos dió un supuesto rostro.
Si es que realmente este es tu cuerpo,
yo de tu sangre bebo un sorbo,
si es de verdad que hay un infierno,
soy tu ángel, prójimo y demonio.
Quedando ciego por lo cuervos,
sigo en la etapa del incordio,
donde por dentro estamos muertos,
el tuerto, anclado y paranoico.
Y tú que afirmas ser tan cuerdo,
ser tan serénamente estoico,
y yo tendiendo a ser tan lento,
cantando en verso un cuento heroico.
Los doce apóstoles leyendo,
con los detalles me conformo,
si por las ramas me estoy yendo,
te hablo de Cristo y me hago el sordo.
"No sé lo que estoy pretendiendo,
hablar de Dios son temas gordos,
de analogías represento,
como es que se comporta el cosmos.
Teniendo al menos de sustento,
que llegará mi muerte pronto,
puedo saber por el contexto,
que me entregó mi propio entorno".
- Autor: Metatrón (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de julio de 2023 a las 02:46
- Comentario del autor sobre el poema: La vida es intensa y a veces cuesta vivir en ella, estamos rodeados de estímulos que segregan dopamina constantemente, por lo que nos hace dependientes a la felicidad material cuando nos hacen creer que el éxito es tener el mayor poder adquisitivo posible, nos crea una falsa ilusión al proletariado, y les permitimos a los peces gordos seguir con leyes que les benefician, nos crean una falsa ilusión para asegurarse de que no vamos a hacer nada, de que todos tenemos las mismas posibilidades, que cualquiera puede ser rico y tú no lo eres porque no te esfuerzas lo suficiente... vivimos en un cuento.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Pluma de Fuego
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