Y ahí estabas, escondida tras los cristales de mi vida que no brillan,
inventando mil mañanas nuevas con la gracia de tu sol y maravilla,
mientras yo, atónito te contemplaba, opaca, pálida ante tu fantasía...
Yo, descalzo de sueños y bañado por la lluvia de besos no sinceros...
allí estaba, fija, inamovible, sin atreverme a dar un paso sobre tus puentes.
Un te quiero tan inmenso y profundo emergía del mar de tus ojos,
tu voz, cual olas indomables pero hermosas, fluía sobre mis costas...
me hallo lejano, inmerso en el misterio del silencio tras tus palabras.
¡Tanto me encanta cuando me encuentro perdido en los laberintos de tu cuerpo que es poesía!
El cielo desciende y sobre mi cuerpo descansa solo para llegar a verte,
la piel de la luna me abraza y yo, yo apenas voy desesperando por tenerte.
¡Por favor, detente, no te lleves mi esperanza en el jardín del presente!
Soy un árbol que echó raíces en el viento de la añoranza,
es la semilla de tu fortuito amor, que obra el milagro de enamorar mi corazón;
soy yo, estoy aquí, deja que mi tiempo se pose suavemente en ti;
mariposa del alma, aún queda en mí mucha primavera por escribir.
- Autor: Will (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de julio de 2023 a las 17:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Dante Cruz Velez, alicia perez hernandez
Comentarios1
Tú obra destaca el enamoramiento intenso y apasionado hacia otra persona, logras transmitir emociones románticas y la esperanza de un futuro juntos.
Me resulta grato como fluye además de la progresión emocional, pasando de la admiración y la fascinación iniciales a un anhelo más intenso y desesperado por la presencia de la persona amada.
Saludos.
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