Me Quedo Aquí IX
Me quedo aquí,
como hiedra amarrada a la roca,
y como pez en el mar,
como una ballena que va llena,
o como un cachalote que va a la deriva,
pero, me quedo aquí,
pues, no hay manera más trascendental,
que en lo más inocuo del alma,
es derribar la forma en calma,
me quedo aquí,
como todo mar desértico,
si yo me convierto en desierto,
dejando caracoles por doquiera,
no está mal el desenlace,
si fui llevada, escupida, violada y asesinada,
no me queda nada más,
que expresar la verdad,
que aunque se me fue la vida,
aún queda el alma,
no he llegado a decir cómo se lava el culo,
sino que el agua lo limpia todo,
y como seremos el mar,
un desierto he de ser,
si soy como Poseidón,
el dios de los mares,
pero, quedo como las pasiones,
ingratas en querer amarrar,
el rencor en el corazón,
cuando está el dios de los mares,
y como las buenas pasiones,
no se detiene el juego,
entre querer y jugar,
al amor entre odios,
como la única fuerza,
la que hoy se lanza,
como esperanza que hoy ahoga,
cuando el mar ahorca y no ahoga,
como cuerda floja,
sobre el mismo cuello,
que sobrepasa la vida,
cuando no es muerte sino existencia,
y la ausencia no es presencia,
cuando la rosa tiene espinas,
pero, el dolor está en el alma,
cuando ocurre el mal deseo,
de ver al mar,
sobre la misma piel,
y sobretodo como fiel,
hace la silueta de mi cuerpo,
cuando nace el odio,
y queda el amor en decadencias,
y sin más ni menos,
derribo al mar,
como un barco a la deriva,
y como una ballena que va llena,
o como un cachalote,
o como pez en medio del mar,
quise borrar todo del mar,
pero, quedó ese mar en el desierto,
y como un caracol soy,
dejando un zumbido de ese mar,
por dentro de ese caracol,
escucha sus olas,
y olvida el amor que te di,
si el odio viene de tí,
fui llevada, escupida, violada, y asesinada,
no me queda nada más,
que expresar la verdad,
cuando el desierto fue mar,
y yo fui una joven como ese mar impetuoso,
bravío y como el mar bate contra la roca,
ahora sólo soy un desierto frío,
insípido y sin sentido,
sin ballena, ni pez ni ballena ni cachalote,
sino como un dios,
que navega por los mares,
sabiendo que es sólo un desierto,
con dunas y con levante,
y como el sol como brújula,
y como guía,
que no entorpece mi fría voluntad,
me quedo aquí,
sin saber del destino,
ni del gélido camino,
que espera en ser como el mar,
derribar con sus aguas a todo el mal sucedido,
cuando con el mar perdido,
se aferra la vida,
y se aterra la suerte,
cuando acaba el mar en el desierto frío,
y como un cachalote,
va mi rumbo hacia la pobre inexistencia,
de un mundo sobre el mar,
y como algunas partes del mundo,
por ello me siento parte del mar,
como ballena, pez o cachalote,
porque si supieras dónde estoy,
querrás estar donde estoy,
como toda cima del mar desértico…
Ajedrecista
Ajedrecista no es racista,
y en un escaque,
está su alma en mortal ataque,
si es nuestro ajedrecista,
el que convierte el camino,
en un delirante delirio,
y en el corazón un letal frío,
cuando el rey es el destino,
el ajedrecista si resiste,
al combate no es resguarda,
si el tiempo no aguarda,
como el rey único si consiste…,
en ganar la batalla,
y como una gran técnica,
es una brillante táctica,
cuando se derrumba la muralla,
el ajedrecista no es racista,
si juega entre el blanco y negro,
y si el color es íntegro,
el ajedrecista no es racista,
si el ajedrecista conquista,
al tablero con un sólo escaque,
cuando es un mortal jaque,
lo que gana en jaque mate,
cuando el alfil en un movimiento,
se aferra al desconcierto…,
frío en querer amar al tablero,
cuando el escaque es incierto,
y la reina reina en fila,
y el rey se protege con ella,
pero, llega el trance y brilla,
como todo rey y fusila…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de julio de 2023 a las 00:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
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