María era bella, lo suficiente como para que te bastase verla una sola vez para enamorarte de Ella. Y ese fue el caso de Ernesto. La vio desde lejos, con su cabello negro ondulado hasta los hombros; sus ojos brillantes, pero a la vez muertos, porque estaban caídos en alguna tristeza oculta; sus pechos firmes, y su cintura magistral; sus piernas no las pude ver, pues su vestido largo y azul llegaba hasta arriba de sus tobillos. Y claro tenía sentido, estábamos en una iglesia.
- Autor: FuT ( Offline)
- Publicado: 10 de julio de 2023 a las 23:51
- Comentario del autor sobre el poema: Pido perdón para aquellos que buscaban un poema, pero considero que este es el único lugar donde puedo explayar mis pequeños nanocuentos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.