Pablo y Ana, un grito de amor para un poeta

Andrés Romo



Deambulaba por una calle de la ciudad, el tumulto de la gente presurosa por llegar a no sé dónde invadía su espacio vital, distraía sus pensamientos, acrecentaba su fastidio el murmullo inaudible de sus charlas. En eso estaba cuando un niño de la calle se le acercó para venderle una paleta de dulce, no gracias le dijo, ¿me  puede regalar un peso?, no he comido desde ayer, le dijo él, esas palabras y el hecho en sí lo sacudieron, le provocaron un sentimiento de lástima, pero aún más de dolor y de vergüenza, ¿no has comido desde ayer?, no señor, le respondió, se sentó en la orilla de la acera y bajó su mirada, el poeta se sentó junto a él, su mirar se perdía entre el gris del pavimento y el tráfico de los autos que pasaban cerca de sus pies, sus manos, agrietadas por los inhalantes, parecía que le gritaban sin decir palabras ¡ayúdame!, su carita denotaba muchas noches de desvelo, sus ojos apagados, eran ojos de desilusión, de desilusión hacía las personas, no hacía la vida, sus labios resecos, como  íngrimos desiertos, temblaban por el frío, su ropaje emanaba el olor que el drenaje le abrigaba como hogar, ¿cuántos años tienes?, le preguntó, 10 años señor, ¿vives en la calle?, si, ¿te perdiste?, no, en mi casa mis papás me pegaban mucho a mí y a mi hermanita, ¿dónde está ella?, no acababa de preguntarle cuando a su lado se sentó una niña como de 8 años, hola le dijo, hola le respondió, ¿cómo te llamas?, Ana, pero todos me dicen Anita la huerfanita, él es Pablo, es mi hermano que me cuida, ¿oiga?, ¿por qué usted si nos puede ver? ¿cómo?, no te entiendo, si, le dijo ella, nadie nos ve, somos invisibles, desde que nos fuimos de la casa, un ángel nos hizo invisibles para cuidarnos, mire, dijo ella, le voy a demostrar que nadie nos ve, ven Pablito, que el señor vea que si somos invisibles, al momento se pararon y comenzaron a hacer lo que hacían todo el día, efectivamente, eran niños invisibles, nadie les hacía caso, ni siquiera la gente se tomaba la molestia de mirarlos, regresaron con cierta emoción, en los adentros del poeta, la tristeza y el sentimiento estaban a punto de desbordarse en llanto, se sentaron otra vez junto a él, de veras señor ¿por qué usted si nos puede ver?, le preguntó Pablito, miró a los ojos de ambos, su mirada ahora brillaba con cierta esperanza reservada, no sabía sí la respuesta que les diera fuera la indicada, se animó y con toda la sinceridad que su ser le dictaba, les dijo… yo los puedo ver porque soy un poeta, porque el poeta puede ver a los niños como ustedes, porque a un poeta no le interesan las cosas mundanas, porque a un poeta le interesan las vidas humanas, porque a un poeta le duele lo que el mundo hace con Pablito y con Anita, porque un poeta se sienta en la banqueta  y llora por las injusticias inhumanas, porque a un poeta se le dio el don de ver cosas que los demás no quieren o no saben comprender, déjenme darles un abrazo, déjenme que en mis brazos, aunque sea por un rato, les prodigue el amor que les fue negado, los tres se abrazaron, sus caritas sucias y más sucia la del bardo se juntaron, sus lágrimas hacían surcos en su cara, eran como ríos de lava que lo quemaban, que lo avergonzaban, que lo estremecían en los filamentos más profundos del alma, sus lágrimas, solo les consolaba…  lloro poetas, lloro mientras plasmo estas letras, lloro con tristeza porque el hombre se ha olvidado del hombre, lloro porque el hambre y el abandono se dibuja tal cual es, en el rostro de nuestra niñez, lloro porque en esta vida parece que solo importa el bienestar individual y el material, lloro porque el llanto es parte de la dieta del humano, gracias por leer esta reflexión que la lanzo como un  grito de amor y compasión a esos niños invisibles que entre nosotros están en nuestro corazón.

Andrés Romo

 

 

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Comentarios +

Comentarios1

  • alicia perez hernandez

    Pues hay muchos Pablo's y Anita"s en todas partes, pero también la SOCIEDAD esta desHUMANIZADA podemos ver niños con hambre y nos preocupamos mas por comprar ''ROPA DE MARCA'' que darle un peso a un Pablito o a una Anita, para que coman, La realidad es que todo queremos que resuelvan los gobiernos, y a ellos no les interesa ser generosos ni caritativos con ningún niño. tu TEMA es reflexivo , pero falta que lo lean.

    • Andrés Romo

      Muchas gracias querida Alicia por tus palabras, tú que tienes un gran corazón y un amor irresistible a la humanidad, te pido que hagas conciencia en este tema, porque no seriamos justos si el amor sólo se moviera entre nosotros, como siempre, te envío un beso y un cálido abrazo poetisa mía.



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