Con mis propias alas estoy aprendiendo a volar y aunque se que es cosa de ego, aclaro y sostengo que no me siento mejor que nadie pero tampoco he encontrado a alguien mejor que yo.
Me puse mi soledad como corona y mi dolor como amuleto para que nunca me falte inspiración, pues una ves atrapado en mi dolor note que era un arte sin color y adónde voy me acompaña mi dolor, porque sin el no tendría inspiración.
Sentí morir cuando no supe más de ella, suplicando al tiempo que no tan rápido se haga tarde. ¿Cuantos días llevamos sin vernos? No lo sé, lo que se, es que si no la veo no la hecho de menos. Pero no niego que lo anhelo.
Quisiera yo beber un poco de alcohol, dejar de tener la razón y desde la barra, cantar una de jose Alfredo con dolor.
Sábado sin copas ni besos pero con gritos en forma de suspiros desde que vivo al exilio de la cantina y del vino.
A veces me siento como un dios cuando escribo poemas nuevos, luego veo la inmensidad del universo y viajo en el leyendo mis versos, me siento en el cielo cuando con un poema me expreso, al terminar observó ese cielo inmenso y pienso; ¿Quién soy yo en proporción a la inmensidad de ese bello cielo?
Soy la inmortalidad de mis versos, la expresión exacta de mis defectos, un cúmulo de tropiezos, la rebeldia y la furia, soy ese alguien que cuestiona todo incluso su existencia, en pocas palabras y para acabar pronto, soy un ser humano con conductas intolerables el cual reprime y convierte dichos deseos en fuertes versos, aquel hombre ingobernable que transforma sus actos inaceptables versos con un poco de arte.
- Autor: Emmanuel, sobreviviendo al fracaso. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2023 a las 15:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, MISHA lg
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