PLEGARIA DE DOMINGO - POR SABER ELEGIR

Pampa Dormida-Luis

 

 

PLEGARIA DE DOMINGO

POR ANIMARNOS AL CAMBIO.

La Palabra de hoy me lleva de pronto a mi infancia en el campo.                            El pensar en la siembra y donde caen las semillas me ubica de pronto en la imagen de ese aparato mecánico lleno de engranajes, cadenas, grasa, discos, con dos ruedas inmensas de hierro utilizado para tal fin y que tanto llamaba mi atención.                                                Lo recuerdo aún envuelto en una nube de tierra y gaviotas rodando detrás de un tractor ronroneante con techo de lona. Las semillas caían ordenadamente siendo sepultadas en infinitos y parejos surcos que quedaban formados al paso de ese unicornio mecánico.                    Era admirable ver como mi padre junto al encargado y algún ayudante en los días anteriores a la siembra, armaban y desarmaban, engrasaban y estiraban correas y cadenas con una sabiduría que yo contemplaba absorto.                         La sincronización de tantos elementos era mágico.                                       Lograba que las semillas (en este caso de maíz) cayeran en los surcos de manera equidistantes y en cada surco. De este modo las plantas al nacer guardarían la distancia justa unas con otras para no ahogarse mutuamente. Cada temporada de siembra era igualmente mágica, llena de sorpresas. Hasta que un año sucedió.                  Pese a que yo no entendía el porqué, mi padre dijo que la máquina ya era vieja.  Como ese año el maíz había rendido muy bien, mi padre decidió cambiarla. Fue entonces que en el galpón apareció como un tesoro, una hermosa e imponente máquina. “Neumática” le decían. (por su nuevo sistema de dosificación de las distintas clases de semillas).                                                  Como era de suponer, con la llegada de la nueva, la vieja máquina de cajón y engranajes quedó en un rincón.                El óxido le fue ganando a los pocos colores que aún le quedaban y las gallinas fueron ganando espacio para hacer de sus cajones, sus nidos.            De vez en cuando alguna pieza o repuesto salía para la casa de algún vecino y así la vieja sembradora fue perdiéndose en el tiempo.                    Solo quedó algún que otro cajón para semillas como gallinero.                    Quizá esta experiencia de haber visto el deterioro de la vieja máquina, transformada en algo que no tenía nada que ver con su esencia o para lo que fue concebida, podría haberme hecho perder el cariño y la fe por el sembrado de maíz, si no fuera porque lo seguía viendo surgir año a año de nuevo en el campo, con renovadas fuerzas.                          Con los años y la adquisición de diferentes experiencias caí en la cuenta que la realidad del maíz, de esas plantas que tomaban fuerza hasta dar su fruto, no dependía de la sembradora.              La vieja máquina había sido simplemente el intermediario para relacionar las dos cosas verdaderamente importantes: la calidad de la tierra y la buena elección de las semillas.                                                    Por eso te pido en esta plegaria Padre. En estos tiempos de elecciones para puestos gubernamentales, te pido que no me dejes llevar por el cariño y la visión de las viejas y ya obsoletas promesas de cambios profundos, cuando “la sembradora” es la misma.  No permitas que mi Fe se pierda solo en esa idea de la palabra no cumplida, de las contradicciones permanentes, de las agresiones continuas de mentirosos compulsivos, sino que me mantengas firme en la creencia de que la verdad del compromiso no depende de la coherencia de vida de quién lo transmitió, ni de sus malos modos ni malos ejemplos.                                      Son tiempos de animarse a cambiar las viejas sembradoras.                              Pero también, animémonos a fertilizar la tierra si es necesario, y a elegir mejores semillas.                                                    Los nuevos sembrados merecen y esperan de nosotros, nuevos desafíos.  El verdadero cambio, el verdadero éxito de la buena cosecha, solo dependerá de la fertilidad de la Fe puesta en lo que creemos y de la fecundidad que anida en cada uno de nuestros corazones.

Buen domingo.

LHS

 

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Comentarios +

Comentarios1

  • Omaris Redman

    Excelentes letras reflexivas! Feliz domingo,

    • Pampa Dormida-Luis

      Muchas gracias Omaris. De eso se trata. Compartir una pequeña reflexión para ayudar o acompañar a otro. Buen domingo para usted.



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