Si alguna vez regresas
verás que las cosas, salvo excepciones,
no han cambiado mucho por aquí.
Los libros siguen en sus estanterías,
nuestras fotos continúan alineadas sobre el escritorio
y la butaca del dormitorio aún parece esperar
que abandones precipitadamente tu ropa
sobre su respaldo.
Las sábanas siguen preguntándome por ti
cada maldita noche: se ponen muy cargantes,
lo mismo que las toallas, que misteriosamente
se humedecen antes de salir de la ducha.
"En homenaje a ella", me dicen las muy cerdas.
verás que las cosas, salvo excepciones,
no han cambiado mucho por aquí.
Los libros siguen en sus estanterías,
nuestras fotos continúan alineadas sobre el escritorio
y la butaca del dormitorio aún parece esperar
que abandones precipitadamente tu ropa
sobre su respaldo.
Las sábanas siguen preguntándome por ti
cada maldita noche: se ponen muy cargantes,
lo mismo que las toallas, que misteriosamente
se humedecen antes de salir de la ducha.
"En homenaje a ella", me dicen las muy cerdas.
Y luego estoy yo.
También sigo por aquí.
Un poco más ajado y envejecido, todo hay que decirlo,
que a veces tengo que apuntar las cosas
para no olvidarlas, como ir cada dos lunes
a la consulta a pedir mi receta de serotonina.
También sigo por aquí.
Un poco más ajado y envejecido, todo hay que decirlo,
que a veces tengo que apuntar las cosas
para no olvidarlas, como ir cada dos lunes
a la consulta a pedir mi receta de serotonina.
Y por si fuera poco,
con la peor mala leche que recuerdo.
Echándote de menos tres mil seiscientos segundos por hora,
desayunando café con leche, largo de melancolía
acompañado de cereales enriquecidos con nostalgia
y un vaso de zumo amargo de temporada.
Estas son las excepciones a las que me refería,
pero en general,
si alguna vez regresas,
verás que las cosas
no han cambiado mucho por aquí.
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Autor:
GatoAzul (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 18 de julio de 2023 a las 09:01
- Categoría: Amor
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Offline)
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