Espera un poco,
no marches todavía,
querido sol.
Deja a tus rayos
que rocen y acaricien
al verde mar.
Y es que sus aguas
precisan ese aliento
y tu energía.
Luego, en la noche,
retírate y descansa
por otros mundos.
En otras tierras
esperan tu llegada
y tus caricias.
Cuando te marches
no olvides que las sombras
quedan atrás.
Y que te ocultan
de ojos y pupilas
que bien te buscan.
Y aunque tú vuelvas
de nuevo, en la mañana,
lleva sus besos.
Espera un poco,
te digo y te repito,
no tengas prisa.
Ya sé que lejos
y cerca, otros te esperan,
y te desean.
Pero comprende
lo mucho que te quiero
y necesito.
Y es que tus rayos
contienen las caricias
que tanto ansío.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/23
Comentarios2
Disfruto de tus versos con esa candidez sentida. saludos Rafael.
Gracias Violeta.
Saludos.
Amado y fiel
¿Quién puede detenerte
en tu propio eje?
Saludos.
Gracias Willie
Saludos.
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