POR SABER ESCUCHAR
Las parábolas de hace 2000 años con las cuales Jesús planteaba ciertos desafíos, eran para sus discípulos a veces tan complejas que los obligaba a interpelarse mutuamente. Aunque al final terminaban pidiéndole al Maestro que se las explicase. Y hoy, luego de 2000 años y con tanta tecnología al alcance de la mano, pienso que seguimos buscando quien nos pueda aclarar un poco la incógnita. Respecto del trigo y la cizaña que hoy se nos plantea, yo le resumiría en el primer mandamiento. Y me pregunto: ¿Cuántas veces nos detenemos a escuchar las voces del interior?.
Para los católicos, sin dudas que el primer mandamiento es ”Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Fin. ¿Realmente tomamos conciencia de lo que significa?
Debo reconocer en mi propia miseria que no siempre es así. Muchas veces uno se detiene a escuchar las voces que resuenan en nuestro interior. Y no siempre son semillas de buen trigo. Algunas de ellas son esa cizaña que enciende los más bajos instintos: la rabia, el rechazo al que es distinto, la comodidad, el egoísmo, la agresividad, la venganza, la búsqueda de ventajas personales por encima de los otros, el dejarse llevar por lo que hace todo el mundo, el no complicarme la vida...
Y ante esta realidad, cómo distinguir la voz de Dios?
No dejo de lado que Dios nos habla también a través de otras personas que necesitan algo de nosotros. Y vuelvo a la pregunta del principio: ¿Acepto eso de "amar al prójimo como a uno mismo"; porque siento a veces que la gente que corta calles todos los días movilizándose para exigir más planes sociales no son "prójimo" mío, y mucho menos son "nosotros mismos": gentes así son sólo una amenaza para nuestro trabajo, para nuestra identidad, para nuestra seguridad; y como una amenaza sentimos que debieran ser apartados de nuestra vida. Cualquier otra disposición sería mero sentimentalismo. Puede que la ocupación de las tierras en el sur, los cortes de rutas y la violencia desmesurada en Jujuy y la gente que busca comida en los basurales tengan que ver mas con la cizaña que algunos siembran por las horas oscuras, que con la siembra de buenas de semillas
Y voy un poco más profundo y me pregunto si lo que pregonamos de amar a Cristo tiene que ver con amar a ese prójimo que son los pobres y necesitados. Como si quisiera excusarme por no dar lo suficiente me pregunto si podemos comulgar con Cristo y subvencionar a quienes añaden sufrimientos atroces a su pasión. Creo que si nuestras actitudes nada tienen que ver con los caminos de los pobres y necesitados, o de quienes consideramos que están del otro lado de la famosa “grieta” mucho me temo que tampoco tenga algo que ver con el camino que nos propone Jesús. Concluyo entonces que parte del secreto para el cambio de actitud es Escuchar (y no solo oir). Por eso quiero pedirte hoy en mi Plegaria. Aceptar que ese es el camino para poder amar: Escuchar sin estar pensando lo que vamos a responder.
Escuchar sin hacer juicios.
Escuchar con atención las palabras, los gestos, los sentimientos, la situación vital de aquellos a quienes consideramos diferentes.
Escuchar dejando que me afecte lo que escucho, que me toque por dentro.
Escuchar para discernir la buena semilla de la cizaña.
Escuchar para acompañar y caminar junto al otro.
Escuchar comprendiendo la actitud de ese otro.
Difícil para estos tiempos que vivimos porque ya no quedan demasiadas puertas abiertas.
Pero sin ninguna duda que, ESCUCHAR nos va a dar espacio para una buena elección de semillas, y no OIR a quienes pretender sembrar aquello que no sirve.
Buen Domingo.
LHS
- Autor: Pampa Dormida (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de julio de 2023 a las 08:07
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 13
Comentarios1
Es importante no sólo escuchar las voces interiores... como expresas para amar es saber escuchar y no oír al prójimo....excelente reflexión en estos tiempos donde no quedan muchas puertas abiertas .......Abrazo
Así es, estimada Lale. Creo que el discernimiento viene de la mano de saber escuchar, analizar.
El darse tiempo.
Y por supuesto animarse a abrir puertas.
Gracias por tu tiempo para un simple amateur.
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