Mil vidas acontecen
cuando la poesía me lleva
cual brisa a su humo.
Refugio me dieron las palabras.
Con ellas esculpo la belleza profunda.
Desaparecen los sinsabores
de aquello que esperaba del prójimo.
Una oportunidad para hacer sentir al alma,
que ella nula de rencores
sabe vivir la vida.
Animo en vuestra evolución,
en el florecimiento del corazón...
Como soga atada a su verdad
yo os mostré caminos
que esta cuerda apretaban,
pues solo era un predicar
mientras la ansiedad consumía.
Mas ahora me desato de vosotros,
de esa aprobación hacia mi vida.
Ya pude ver que me faltaba
y no me daba:
Mi poesía entusiasmada.
Sin aceptación de nadie.
Sin necesidad de nada.
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