Una bala
Una pala debajo de una espalda
Caras desencajadas
Ojos vidriosos
Almas negras
Jazmines en la ladera
se enraízan con una manta
que cubrían unos huesos
que olían a rima
de un poema de sangre y bala.
Te buscan
no te encuentran
debajo de los olivos llantos de frágiles baladas.
¿por qué me cubres de odio,
si ya me has matado?
Acaso tienes miedo
¿Por qué me escondes
si ya estoy muerto?
¡Escondes tus odios!
¡Escondes tu alma!
Comentarios1
Muy bueno , el enano y su prole tiemblan con la pluma y la palabra y por eso les temian tanto a Federico como a Miguel , cobardes con corazón de alimaña
Saludos
Gracias por tu lectura, y lo peor es que la historia se repite. Un saludo.
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