Al anciano caballero, sentado y pensativo
Cuyo silencio, es su propia nostalgia gritando
Por sus huesos frágiles el ya esta cautivo
Y la lenta muerte parece estarlo alcanzando.
Destella alguna primavera en su hablar
Como si en cada frase, el aventurero reviviera sus pasos
El que desafío la montaña, el que quiso amar
Quien contemplo el alba, quien desafío los ocasos.
A veces, coge mi mano con su mano temblorosa
Y solo su palma queda, de lo que fue una montaña
La palma que entrego a mi madre, una rosa
La palma que silenciosa, su trabajo aun extraña.
Siempre teniendo la sabia palabra en su boca
Y escrita sobre su piel los golpes de su larga vida
Como el viento implacable que erosiono la roca
Guardando en lo mas profundo, la cruel herida.
¡Déjame decirte, Padre amado!
Que la suma de tus días, son ondas en mi pensamiento
Que aun en tu ausencia, jamás te habrás marchado
Y tu ejemplo ya perdura, como escrita en el cemento.
A veces mira al infinito, en una dicotomía de tristeza y altivez
Pero luego sonríe, solo para hablar, sin nada pedir
Nadie sabría, cuando por ultima vez
Su historia reemplazara el concepto de existir.
Por sus años tiene el titulo, que patriarca lo nombra
Aunque es su derecho ser visto como un noble
Quien ya vio todo del mundo, y nada lo asombra
Y dará lucha hasta el final, como un majestuoso roble.
- Autor: cesarmc78 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de julio de 2023 a las 21:25
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Una voz, Texi, lacarmentere
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