Mi sangre y sus latidos, mi angustia y su dolor
Mi ser, su cuerpo y sus defectos
Todo se avasalla al vaivén de su mirada y sus colores
Definitivamente he sido vencido
por la frescura y dulzura de su voz
por la guirnalda de girasoles colgando de su pecho
Y su hálito de miel
ordena al viento que me esquive
y yo
derrotado simulo en seriedad la faz
pero el cansado ingenio
la sigue en las ideas
y yo
no me queda opción más que arrancar del corazón
los pétalos de aquellos girasoles
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