Ella es un rayo de luna que se enreda entre mis manos,
un relámpago de sombra que me alumbra sin querer.
Es la brisa fugitiva que acaricia los pantanos,
y es la herida que me sangra, pero que no quiero ver.
Ella es un sueño imposible, un milagro inalcanzable,
es la estrella más lejana que jamás podré tocar.
Es la luz que me ilumina y me deja irreparable,
pues es vida cuando llega… y es muerte cuando se va.
La mujer que amo tiene el don de hacerme fuerte,
de curar con una risa la tristeza más feroz.
Pero también tiene el alma de la más cruel de las suertes,
porque al decir que me ama… me quiebra el corazón.
Con su voz me da la calma y con su ausencia me mata,
pinta mundos imposibles con su ternura y su fe.
Y aunque es nube en la distancia, cuando cierro yo los ojos,
la descubro entre mis sombras… como si la besara en pie.
Ella sabe mis temores, mis abismos y mis dudas,
mis angustias y mis ansias, mi tristeza y mi verdad.
Y aunque nunca la he tenido, es la ausencia más profunda,
el fantasma de un suspiro que no dejo de soñar.
La mujer que amo es aire, es perfume en la tormenta,
es un ángel sin sus alas que me cuida sin razón.
No la toco y la acaricio, no la veo y es mi estrella,
y aunque nunca fue mi dueña… me robó el corazón.
Si pudiera abrir mi pecho y mostrarle mi latido,
vería en él su nombre escrito con la furia de mi amor.
Pero temo que algún día de mis brazos se haya ido,
sin haberla poseído… y aún sin verla, decirle adiós.
Mas si el destino quisiera, si los cielos lo quisieran,
si la vida nos dejara encontrarnos una vez…
yo sabría en un instante que mi amor nunca fue un sueño,
porque fue mi fe más pura… porque fue y será mi bien.
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Autor:
Juan de Marco (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2023 a las 20:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 6
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