CAPULLO DEL AMANECER

ENRIQUE HORNA

El Misterio de la mañana

Meditando la humildad del tiempo

El rio de la vida discurriendo

Con la paciencia de la esperanza

Los caminos murmurando sus entrañas

Cantan las aves agradeciendo

La luz depositada en sus ojos.

 

La aurora del universo

Nunca oculta su risa

Danza con los silbidos del viento

El firmamento declama su presencia

La paz es un azul celebrando

El amor del mar al horizonte.

 

La belleza es dulzura del instante

No hay soledad en sus afanes

El día y la noche van tejiendo

La historia de lo viviente

No le escriben a la ruidosa muchedumbre

Esta muy lejos de la perversa inhumanidad.

 

Las estrellas no son adornos

Son los besos infinitos del cosmos

Cada ser parido en su misterio

Emerge de una indescifrable compasión.

 

La naturaleza es un niño

Sufriendo cada agravio

Sus lágrimas angustian al sol

Los arboles lloran calmando su quebranto

Las plantas apagan sus colores

Los animales esconden su dolor.

 

El génesis  es un capullo sin piel

Sus pétalos humildes mensajeros

Navegando entre olas revoleteadas

De los afectos y las pasiones

Espantando los miedos clavados

En la pradera del sino.

 

En el alma de las flores

Habita la profundidad de la ternura

No tiene descanso su bondad

Suspiro necesitado para cobijar

La humana armonía de la creación.

EH       

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