7 de agosto 1980 (Para mi hija Adriana)

José Luis Barrientos León

 

He renacido tantas veces,

como los días de tu vida han florecido,

porque eres la revelación,

el milagro constante,

del aire que fluye fresco por los días,

como el agua de manantial,

que recibe las gotas del rocío,

hasta llegar al rio,

que corre libre y emancipado.

 

Mi amor no te prometió perfección,

tampoco días inmaculados,

ni conservar incólume la fuente de la juventud.

Mi amor te brindo el entusiasmo

de acariciar la bondad y la alegría

de mantener intacto el perdón

con las manos extendidas

trazando huellas del camino

del regreso cotidiano

que marcaron los besos

y los abrazos desde niña

 

Tu amor ha sido energía

y el alma de mis días

las campanas sonando

sin importar los calendarios

la quietud de mi latido

sobre el tiempo que se ha ido

 

He renacido tantas veces

como las mañanas que te acompañan

encendiendo los sentidos

desterrando las tinieblas

porque has sido luz y alba

para las cosas sencillas

las más puras, las más bellas

que le han brindado a mi alma

el aliento y las palabras,

el amor y la ternura que renacen

con tus años

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