**~Novela Corta - El Silencio Arde - Parte I~**

Zoraya M. Rodríguez

Julieta y su mejor amiga recorren el zaguán solitario todas las tardes. El callejón en soledad, se debate una sonrisa a mitad cuando su soledad arde y quema como el fuego. Julieta, una niña con su mejor amiga juegan a las muñecas cuando en su afán de recorrer la vida se ve como el trance de la vida corre velozmente hacia el mismo zaguán de la vida. Y Julieta quiere tanto a su mejor amiga que sus deseos se convierten en realidad cuando crecen ambas y tan unidas como les depara la vida. Las niñas que ya no eran tan niñas se aferran por hallar el amor, la vida juntas como toda la vida, y la pasión que arda en la piel por amar con vehemencia. Y la vida de ambas se tornó exasperadamente inocua, cuando las dos niñas crecen como todas mujeres, pero, ocurre el mal delirio y tan delirante de creer que la amiga de Julieta tiene un ̈affair ̈ con el padre de Julieta. La niña que no era y tan niña, sino toda una mujer se aterra al desconcierto de creer en el alma a ciegas dando creer en el combate de dar una salida a su vida y era el padre de Julieta. El padre de Julieta, un alto ejecutivo de una empresa, sólo desea que la vida de su hija sea una llena de plenitud, prosperidad, y salud y por supuesto que halle el verdadero amor, pero, no se siente como se percibe. Cuando en el desenlace frío de una pasión a cuestas de la razón se pierde como se gana la pasión en el amor. Y se fue el padre de Julieta hacia un sólo destino, hacia un verdadero amor, y hasta una insistente marca en el corazón con el latido fuerte de amar a la mejor amiga de su hija. Y, fue el padre de Julieta un alto ejecutivo, como el trance de la verdad, cuando se aterró el desconcierto frío de un convenio friolero y tan friolento, pero, lleno de un fuego condescendiente que quema en el alma como un desierto frío. Cuando en el alma de Julieta, se aterró a un frío insistente en querer amar lo que conllevó un fuego descendente. Y, la amiga de Julieta, se entregó en cuerpo y alma al amor con el padre de Julieta, pues, la mujer se enamoró perdidamente o era un sólo capricho de la niña, pero, sólo se edificó su cometido en amar a ése hombre, siendo el padre de Julieta. Y Julieta sin saber ni tan siquiera sospechar de la razón del amor de su amiga con el padre de ella, se formó la esencia en presencia, en tomar de rehén a su mejor amiga para que le guarde el secreto como el silencio arde. Y el silencio arde como el mismo fuego cuando Julieta prefiere callar. Callar el amor o la conveniencia, o el amor vehemente o la pasión sin medida, o por el amor por el capricho exótico en ser la niña de papá. Y Julieta lo vio todo, cuando se amaron con vehemencia en la oficina del padre de Julieta. Y, calló, otra vez, lo que calla una mujer por el amor del padre y por su madre, la que con cautela se edificó el tormento frío y la pasión con vehemencia amando indecorosamente con pasión y el amor en subrepticio dolor. Ese amor clandestino y con vehemencia carnal se dio cuando la amiga de Julieta creció como toda bella mujer. Y Julieta lo que miró sus ojos fue un amor en el clandestinaje, en subrepticio dolor, un amor oculto, y un amor carnal de esos apasionados que uno mira y sabe que es oculto. La infidelidad del padre de Julieta marcó trascendencias, marcó territorio, y marcó una fuerza en relación extramarital, dejando una fuerza inocua, pero, de un amor oculto. La vida del padre de Julieta marcó un sólo trayecto en infiel relación, cayendo en un sólo camino en relación extramarital. Y la infidelidad fue como un sorbo de amargo sabor, pero, con un tierno sabor como miel en la piel. La vida de la amiga de Julieta se tornó exasperante, y muy desesperada después de tener la primera relación con el padre de Julieta. La vida de Julieta quedó en un silencio que arde como la llama de fuego que sólo desea salir de la hoguera. Cuando el silencio vale menos que la verdad y la verdad que Julieta y su silencio era todo para la amiga de Julieta. Si cuando en el afán de creer en el acecho de la amiga de Julieta hacia su padre, se vio intransigente e incómoda después de haber visto todo lo que vio con su amiga y con su padre. Y se enfrío el acometido en caer bajo la penumbra y la sombra de ese silencio que arde como la llama encendida en la misma hoguera en que se cuece el fuego del silencio. Y era Julieta y su amiga la que tentó y pecó con el siniestro cálido de la pasión y del amor en subrepticio dolor. Cuando ardió el calor y por demás el amor en el corazón cuando en el ocaso del sol se marchó lejos dejando una inercia y un zumbido por escuchar de sus propias palabras el silencio que arde y que guarda del amor entre su mejor amiga y su padre. Si Julieta formó un altercado frío entre el querer y un sólo adiós, se formó el silencio que guarda desde que miró fríamente a su mejor amiga acostándose con su padre en la oficina del padre de Julieta. Y Julieta dejó de ser la amiga de ésta amiga, cuando la miró con su padre sin media ropa en la oficina del padre de Julieta. Julieta atemorizada de un espanto seguro no quiso hablar de nada a nadie. Y Julieta quiso derribar el deseo o al anhelo de gritar a viva voz lo que calla, cuando a la verdad quiso envenenar el deseo y la vida y más que eso al silencio gritar de una vez, y que el silencio arde como la llama en la fogata y que desea salir fuera del fuego más encendido. Y Julieta se entregó en cuerpo y alma, pero, al silencio ardiente y tan cálido como el callar se aferra a hablar. Si, Julieta amaba a su madre como a la vida, a la flor y al cielo mismo. Cuando la verdad se aterra al silencio de saber que se intensificó el silencio cuando al fin y al cabo, se pudo saber que el silencio es más poderoso que poder hablar, porque en realidad que nadie sabe la verdad, solamente Dios. Si a la verdad que se llenó de un silencio que arde como el fuego, llenando a su corazón de iras adyacentes y de penumbras zozobrando en el sólo instinto de Julieta. Si el alma de Julieta cayó en una sombra adherida a la sombra desértica de un sólo silencio que arde como el mismo dolor de callar. Y zucumbió en un sólo mal deseo, cuando intransigentemente quedó a la sombra del silencio. Y quedó como el dolor mismo, como el alma a ciegas, como el solo corazón, y como el silencio sin poder expresar la verdad. Y Julieta con su alma en pena, pecando fríamente con el silencio y con la indeleble razón adherida a su costado, sólo pensando en el mal recuerdo que le quedó cuando observó a su mejor amiga con su padre amándose en la oficina de su padre. Si el silencio automatizando la espera inesperada y Julieta por amar el silencio y no querer ni expresar lo que pudo observar entre su mejor amiga y su padre a su madre. Y quiso Julieta amarrar a su razón, y más que eso a su débil corazón al mismo tiempo en que caducó el tiempo para expresar a su madre de la infidelidad extramarital que le hacía su esposo, pero, aunque quiso no pudo jamás. Si Julieta y con el silencio automatizó la espera inesperada en caer en el tiempo y más en el ocaso sin sol ardiendo como el fuego siniestro y tan cálido como el mismo cielo, pero, con el mismo sol. Julieta fue como una tumba secreta, en la cual, jamás ni nunca abrió el deseo de expresar toda la verdad ni a su madre ni al mundo que los rodea. Cuando en el altercado frío se sintió Julieta como el desafío frío, y como el desastre cálido de entrever el deseo de envenenar a su alma con fríos y como el alma ciega y sin la luz que emana de ella misma. Cuando Julieta se entristeció por todo y por cuanto, la soledad le ahogó el alma y más el recelo de la vida misma. Si Julieta se embargó por todo y quiso luchar hasta en contra de la marea, pero, no, no nadó en dirección contraria sino que su adverso instante se edificó más y más en saber que su mundo irrumpe un sólo destino. Porque cuando en el albergue autónomo de la verdad Julieta quedó en soledad y en solitario camino si sólo se derrumbó el ocaso en un sol en que se marchó lejos. Cuando en el tiempo y más en el venidero instante quedó Julieta como la Magdalena socavando en tiempo y espacio cuando en el ocaso perteneció al sol en el atardecer dejando brisas fuertes y una prisa incolora, de tiempo y más de deseos nuevos. Porque cuando en el corazón de Julieta, se edificó el tormento y más que eso el venidero instante en que el ademán fuerte de ir y venir sólo en quedó Julieta en un silencio atemorizante de un espanto inocuo, pero, muy trascendental como si fuera mágico el transcurso, pero, indelebles sus huellas por el suelo por donde pisa Julieta. Si cuando por aferrarse el camino transigió una espera inadecuada, pero, muy conversadora cuando Julieta sólo demostró que la fuerza no es débil cuando se quiere callar lo que el silencio dicta cuando menos te los esperas. Y sabiendo que el recelo de la vida automatizó más el silencio que arde como llama en el fuego de la hoguera, matando el tiempo y más ese silencio que calló desde el principio Julieta a favor de su amiga cuando los hechos fueron dentro en la oficina del padre de Julieta. Y Julieta calló lo que calla en contra o a favor de su amiga cuando en el trance de la verdad, se electrizó la forma de converger de que el silencio es autónomo en verdad. Y Julieta amando más que nunca cuando el silencio arde de tal forma y de tal manera en que el suburbio quedó muerto de un espanto inseguro como lo fue todo en el ayer. Y pasó Julieta más de un sólo mal deseo cuando por recordar su propio silencio automatizó la espera inesperada de creer en el silencio marcando un trayecto efímero, pero, real. Como siempre Julieta sólo llevó una verdadera desilusión cuando observó lo peor en su existencia y en su vida. Y como la costumbre de un todo se da como todo un dolor de cabeza para Julieta. Si se siente como un amargo sabor o como la misma hiel que destila mal sabor y así se siente Julieta como una verdad insalubre, pero, muy impoluta al saber que su silencio arde como llama en el fuego en la hoguera. Cuando la verdad de un todo se sintió como el desastre y como lo más terrible de una nada que sabe a un silencio total y muy ardiente como el fuego. Y el silencio sólo ardió de tal manera que los labios de Julieta quedaron marcados por el silencio autónomo de dar una sola señal de un silencio que arde cuando calla lo que desea expresar a su madre y a la gente que habla con sus comentarios hirientes y despectivos hacia su padre, pero, que la madre de Julieta no puede saber nada. El rumor se infló más y más, cuando casi explota el globo del chisme o del rumor hacia el padre de Julieta. Si en el ocaso frío de un atardecer se vio fríamente indeleble como las entrañas rojizas del atardecer en un cielo lleno de nubes y de un ocaso en flavo color. Cuando ocurre el deseo de sentir el silencio entre sus labios cuando en el instinto sosegado se atrevió a expresar una verdad en que la vida crea una virtud, pero, en desdoro. Cuando en la insistencia de dar una sola verdad quedó como una sola voluntad y tan fría como el desenlace fatal. Cuando en la insistencia de Julieta y de creer en el suave derredor se enalteció de un mal sabor y tan amargo como la misma pura hiel. Y se perpetró en lo más fascinante de los recelos cuando Julieta se siente como el silencio frío, pero, que arde como el fuego o como el sol mismo. Cuando Julieta percibe el mismo fuerte dolor dejando caer en el mismo fondo o el mismo precipicio o un abismo frío. Cuando en el desconcierto frío de una verdad se debate en un frío adyacente de creer en el alma y tan álgida como el mismo hielo en el refrigerador. Porque Julieta se vio fríamente indeleble cuando ocurrió el delirio delirante de un terrible silencio y tan total y que arde como el silencio adyacente de creer en el alma opuesta al sol y con la lluvia mojar sus ojos con las lágrimas acérrimas y tan real como la misma pena que lleva en el alma dejando saber que su destino es frío como el mismo camino. Cuando ocurre el desafío de envenenar el alma con una sola verdad trascendental y tan real, pero, muy dolorosa. Y Julieta calló lo que calla en eterno silencio cuando en el afán de explicar un rumor con la verdad, sólo se intensificó como el sólo desastre de creer en el deterioro frío si nunca se recitó la verdad de creer en el desastre de saber en unir el desenlace frío. Y Julieta por saber de la verdad se electrizó la certeza en dar una sola certeza fría, pero, llena de un calor como la energía que nos da el sol. Cuando ocurrió el frío dentro de la manera de creer que Julieta en el embate de dar una fría verdad como el silencio que arde como la misma llama ardiente en dar con la conmísera verdad de creer en el embate de dar una sola verdad y tan fría. Si Julieta con su mejor amiga continúo la bella amistad floreciendo más y aún más, cuando en el embate de dar con una fría verdad, siempre y por mucho tiempo, ni se rectificó cuando Julieta ocultó toda la verdad fría entre sus labios más amargos como la misma hiel. Si Julieta se edificó su forma de ver a su propia alma como la más clara de todas las almas, pero, como el solo cristal deseando ver a través de ese cristal la pura verdad, pero, sólo recordó a un cristal que forzó la vista observando a su mejor amiga amando a su padre bajo el mando de la vehemencia carnal, y de la pasión desnuda en amar lo que más quiso amar a un hombre total y como el padre de su mejor amiga. Si Julieta brindó lo que más quiso ser una buena amiga soportando todo lazo y sin poder soltar. Cuando Julieta se vio mortífera y tan letal como el desastre de convivir deseando lo más efímero de la verdad, pero, era más inmensa la verdad cuando su amiga quedó embarazada del padre de Julieta. Y, Julieta, deseando abrigar al desastre frío se convirtió en un álgido porvenir, deseando tomar a la verdad fría como el hielo, ocultando más y más a la cruel verdad en querer barrer el trance perfecto de la vida misma. Y la verdad la ocultó con un silencio total desgarrando a la fría certeza de dar con el buen ánimo a pesar de las circunstancias dadas y ofrecidas por el ritmo del tiempo. Cuando a pesar de la fría verdad se llenó de un rencor y de un odio por su mejor amiga destrozando la sinceridad de su propia amistad. Y caprichosamente y jurando callar el pecado más grande de su amiga, se halla Julieta, como un mal desenfreno. No siente deseos de callar, pero, el silencio arde como la llama en la fogata, cuando el silencio palpita como latido fuerte entre sus labios y más con su boca callada se siente mejor. Si cuando en el recelo de la existencia y de la vida se tornó exasperante y muy latente el deseo de expresar lo que conllevó una alegre relación de amistad hacia un sólo tormento nefasto de esa triste amistad, cuando el silencio arde como la llama o el fuego en la fogata. Cuando el silencio arde, sí, el de Julieta, a favor o en contra de su mejor amiga, cuando su padre ni tan siquiera puede saber la verdad sino que es cínicamente cínico e injusto con su madre y con la esposa de él. Cuando en el ocaso frío de ese día se encerró el mal deseo y la vida como el único desastre de creer en el convenio frío de querer enredar la vida seriamente. Cuando en el ocaso se siente como la misma fuerza en dar un sublime silencio de esos que ocultan en subrepticio el dolor. Y el dolor con la fuerza al mismo tiempo y más en el corazón, se dio como la esperanza de que ese embarazo no fuera real, pero, aunque no lo quería tendrá un nuevo hermano, sí, su padre con su mejor amiga. La amistad de ambas jóvenes se tornó áspera y con un dolor intransigente y muy adolorido. Y cuando pudo saber Julieta acerca del embarazo de su mejor amiga fue que Julieta puede saber que tendrá un hermano. Y ninguna de las dos fue lo suficiente madura, como poder creer en el trance directo y sosegado de creer en la penumbra y en la sola soledad.   



Continuará………………………………………………………………………………………………

 

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez 

EMYZAG

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de agosto de 2023 a las 00:02
  • Comentario del autor sobre el poema: ~ * ~ Sinopsis: ~ * ~Una mujer llamada Julieta se llena de un silencio que arde como el fuego por callar que su mejor amiga tuvo un hijo con su padre… Mi #17 de novela corta en el año 2023…Mi #135 de novelas cortas hasta el año 2023…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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