Comienzo de un nuevo y duro ciclo estudiantil,
estudiar, descansar y estudiar fue lo habitual
de cualquier otro año estudiantil, negro y hostil,
exceptuando aquel año, con un viento sutil,
infantes con falsas esperanzas, lo habitual.
Entre las almas con anhelos, quede flechado,
una flecha dorada, arrojada por cupido,
una bella dama, con eso caí rendido,
algo se iluminó, mi vida había cambiado,
pasó de ser duro a alegre, cobró sentido,
quería verla, ir a clases ya no era obligado.
Era natural, sin excesivos atributos,
lo que más destacaba era su amabilidad,
su sonrisa iluminaba más que luces de autos,
ansioso, de tener una posibilidad,
imaginando un fructuoso futuro en minutos.
Sin haberlo pensado, me había convertido
en aquellos niñatos con falsas esperanzas,
pensamientos de triunfo se había establecido,
ahora, sé que es cargar con metas y esperanzas,
tratar de alcanzar ese objetivo definido.
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