En el rincón de sus sueños ella anhelaba amor.
Entregó su ser con pasión, un regalo sin temor;
mas su sino déspota le jugó su cruel juego,
dejándola en soledad, sumida en anhelo ciego.
Cautiva en una danza de sueños no compartidos,
sus latidos eran ecos entre las noches perdidos.
Ella brindó su esencia con valentía y devoción,
pero en su historia el amor ha sido una ilusión.
Su piel fue lienzo de promesas, sus ojos lucían estrellas,
pero nuestro mundo frío tejió tristeza en sus huellas.
Sus suspiros eran canciones, que el viento llevaba lejos,
mientras su amor no hallaba eco, hundido en vagos reflejos.
A pesar de todo su luz no se apaga, su ilusión no desvanece,
¡sabe que el valiente ama, aun sabiendo que el amor fenece!
Aunque de sí aprendió que entregarse implica arriesgarse,
Ella alberga la fe de que algún día habrá en quien abrigarse.
Mira por su ventana, contempla el mundo en lontananza,
mientras su alma viaja libre por un camino de esperanza.
En sus ensoñaciones contempla siempre una vida para dos,
mas ya no se apura, ese asunto quedó en manos de Dios.
- Autor: David Ortiz Ramírez ( Offline)
- Publicado: 13 de agosto de 2023 a las 13:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Henry Alejandro Morales
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