¡Si supieras cómo me quemabas!

Extraño esa sensación que brotaba de tu cuerpo desnudo entre mis sábanas cuando yo te amaba por las noches, te hacía el amor con locura desenfrenada de pasiones ahora obsoletas por el tiempo.

   ¡Si supieras cómo me quemabas en esas ocasiones!

   Quizá así aprenderías a reconocer el fuego que arde en mí casa vez que te miraba, pues en él yo te imaginaba desnuda ante mis manos, como queriendo prepararte para convertirte una nueva poesía que con su rima sienta ese sabor en mi saliva de cada uno de tus besos.

   ¡Oh! ¡Si supieras cómo me quemabas en aquellas ocasiones!

   Quizá así comprenderías que ese fuego que había en mí me convertía en un poeta pocas veces visto, como de aquellos que suelen ir acompañados por una soledad infinita y desean ahogarse entre los versos ardientes de quien le provoca ese fuego.

   ¡Si supieras cómo aún deseo arder en tí!

   Como en aquellas ocasiones en que mis ojos te desnudaban y te hacían el amor con esa locura ardiente de ese poeta apasionado; cogían de cada centímetro tuyo tus mejores rimas y luego las componían en una sinfonía de amor y locura.

   ¡Si supieras cómo es que aún deseo quemarme en tí!

   Quizá así tu propio fuego se propagaría consumiendo mis sombras; tú harías así tus propios versos de Mujer enamorada de tu poeta, ese que desea arder en tí.

   ¡Si supieras cómo aun deseo consumirme en tí!

   Quizá así nos daríamos cuenta de que no existe distancia suficiente que pueda aplacar este fuego que nos quema; así tal vez nuestros versos aún seguirían ardiendo más allá de nuestra mirada para así convertirse al final de cada noche en un incendio eterno más allá de nuestros ojos en donde nuestro universo se consuma en su infinitud al ama en un ardiente poema de amor.