Ojos, esos ojos, frente a frente, conexión que explica el delirio de este navegante, que aún se encuentra solo, que aún se pierde en la mirada de una obra que cree que le habla, en la soledad de ambos, como si nada más existiera.
Cuadro que imperfectamente se cubre de piel perfecta y refleja la tristeza de un hombre que aún se pregunta si puede ser feliz.
Frente a frente ese cuadro es claro en ambos ojos, todo se escribe en un idioma perfecto, es ese que nunca logrará extinguirse, el idioma de la mirada, tacto que siempre se funde en tacto, para lograr escabullirse sobre el destino nunca antes vivido.
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