Camina

Miénteme a los ojos una vez más,
busca en tu memoria el histrionismo.

Lléname de cinismo en frente de la corte
y juega a los infinitos con mis ilusiones.

Sonríe a la mañana inmisericorde,
recobra en las noches piruetas en burla.

Vomita la tibieza de mis ratos libres
o limpia tu alma con fuegos nuevos.

No des espacio al impúdico vestigio
de mediocridad que se escurre en mis manos.

No escatimes en pulsiones morales
si el bramido de tus pasiones se asfixia.

Pero mañana...

Huye sin pena ni gloria en las dunas...
Tal vez así lleguen antes la estrellas.

No voltees la mirada,
solo sigue las glorias del espíritu.

Camina hacia los árboles dulces del feliz,
olvida las tardes, olvida los silencios del triste.

Olvida y no sufras más por sandeces
olvida, que la sangre no para de correr.

Olvídame a mí incluso, la voz del lamento.
Camina sin mí como si no hubiese días de lluvia.

Camina, camina el mundo sin la mano del maldito.
Camina y aléjate, sin temor a las heridas.

Llévate en el paso las experiencias elegantes,
llévate por lo menos el cielo pulido.

Llévate los sueños que aún no ocurren,
llévalos a tierra santa para beber sus manjares.

Vive, al borde del final de un verso,
pero no te ates a la tibieza de él hoy.

Se luz del mundo en sus confines,
se luz, que la luz no se puede ocultar.​