PLEGARIA DE DOMINGO POR VENCER LOS MIEDOS
La lectura de la Palabra de hoy me deja las dos preguntas motivo de mi Plegaria de hoy.
En ella Jesús interpela a sus discípulos y pregunta,
“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”“ Y ustedes, ¿quién decís que soy yo?»
Esa interpelación siempre me llevó a una película que vi por primera vez hace muchos años y que sin dudas dejó una huella en mi.
En un momento, el diálogo que trataré de reflejar de la manera más fiel, ocurre entre el encargado de un pabellón de una cárcel y un reo condenado a muerte.
Es sencillo, quizá hasta pasa desapercibido, sin embargo a mi siempre me causó algo especial al estar frente a alguna persona privada de la libertad que presumo injusta su situación o el motivo que lo llevó a estar en esa situación.
Quizá sea el momento social que estamos atravesando donde el pobre pelea contra el pobre por motivos diversos pero que sin duda al leer la lectura de hoy me llevaron inmediatamente a recordar esa eterna duda entre quien es condenado injustamente y quién debe cumplir con la ley.
Ese miedo que creo, tenemos todos.
Encargado: Dime que quieres que haga. Que te deje huir?
Condenado : Porque haría algo tan tonto?
Encargado : En mi juicio final, cuando esté junto a Dios y Él me pregunte porque yo maté uno de sus milagros, yo le voy a decir que era mi trabajo.
Condenado: Le dirá a Dios que hizo algo bueno.
Sé que sufre y se preocupa, pero tiene que dejarlo así.
Quiero que todo termine.
Estoy cansado jefe, cansado de viajar solo como un gorrión en la lluvia.
Cansado de no tener un compañero que me diga a dónde vamos, de dónde venimos o porqué.
Me cansé de que los hombres sean crueles.
Me cansé de todo el dolor que siento en el mundo cada día...”
Y me pregunto cuántas veces nos encontramos ante este dilema?
El miedo a hacer lo incorrecto, a cómo seremos juzgados, a veces nos pone en una situación incómoda.
La gran tentación de estos tiempos y quizá la caricatura de la prudencia, es el miedo.
Vivimos acobardados, a la defensiva y me pregunto si estamos así por lo que realmente nos ocurre o por lo que creemos que está por ocurrir.
El miedo a esa reacción espontánea, casi inevitable para estos tiempos en que vivimos.
Nos preguntamos a cada rato qué nos pasa y no nos damos cuenta que lo que nos pasa, precisamente es eso: La incertidumbre.
Quizá seamos animales de costumbre.
Todos tendemos a instalarnos en ese nicho de comodidad tanto en nuestras ideas como en nuestro modo de vivir, de actuar.
Y cuando alguien nos propone algo diferente sentimos que tiembla toda la estructura debajo de nuestros pies y brota el miedo.
Como padres más de una vez nos hemos sentido (y aún nos sentimos) aterrados por el futuro de nuestros hijos. Y por ese mismo miedo hasta quizá los hemos convertido en rebeldes.
Ese joven rebelde por el miedo se volverá anciano antes de tiempo.
Ese anciano aterrado por el miedo se olvidará de vivir.
Sin embargo, la capacidad de afrontar aquellas situaciones que nos desbordan es precisamente cuando no hay miedo.
Y allí está el desafío.
Cambiar el miedo por confianza.
No sea cosa que cuando esta realidad que día a día nos limita, desaparezca, nos demos cuenta que estamos a merced de ese temor de preguntarnos a nosotros mismos quienes somos.
O lo peor aún, quienes dicen que somos.
Hoy quiero pedirte Padre por mantener la Fe y la voluntad necesaria para perder el miedo, aunque no la prudencia.
Te pido por seguir manteniendo ese pequeño equilibrio y no caer en la tentación del miedo hacia aquello que está por suceder pero que aún no ha sucedido y entender que con mis conductas individuales puedo cambiarlo.
Tener la confianza en que si hacemos nuestro trabajo diario por convicción bajo una cuota de humanidad, Vos no nos condenarás.
Quizá de esa manera seremos ese eslabón necesario para que continúen sucediendo esos pequeños “Milagros Inesperados” (así se llama la película) que enaltecen a la raza humana.
Buen Domingo
LHS
- Autor: Pampa Dormida (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de agosto de 2023 a las 08:37
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 7
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