DÍAS DE REDENCIÓN
Hay despertares de ausencia
en que se nos llenan las manos
de recuerdos,
hojas secas obstinadas
en seguir cubriendo las ramas
tras una insistente lluvia,
sin querer todavía concederle
a la tierra
lo que es de la tierra
ni al ayer
lo que es del ayer.
La memoria retorna
con toda la hiriente soledad
que cabe en una tarde de otoño,
cuando los zapatos mojados
hacen interminable el
camino de casa,
y un olor punzante
a tierra fría crea
una nube infinita
ante los ojos,
ateridos por la cansina brisa
que acompaña a la evocación
de las cosas pasadas.
Se agolpan en los pasillos
del alma perdidas voces
que nos traen a la boca
el sabor amargo, a lágrimas rotas,
de viejas cuentas que de pronto
se nos ajustan con desmesura.
El alma, desamparada
como un faro abandonado
a su suerte al borde
de un acantilado invisible,
se inunda distante y lúcida
con la corriente inesperada
de los años
que cruzan impasibles
la calle maltrecha
de nuestra infancia.
Este mundo y sus humedales duelen
como saliva helada,
y el corazón, campo arrasado
de latidos que tocan el cielo azul
a la manera de cipreses,
se deshace entre las guadañas
de unas manos yertas
que acarician
los párpados de quienes
no volverán a ver nuestra desolada
sonrisa de niños inmensamente huérfanos.
Solo al final, Dios mío, cerrarán
nuestras heridas
esos besos de amor cotidiano
que saben a soles esparcidos
en la garganta,
que separan nuestros huesos
para volverlos a unir
haciéndonos, mortales
como nacemos, todo un mar
de magnolios
mecidos por la aurora
y sus abrazos.
(Del libro Días de redención, 2019)
- Autor: Tomás Sánchez Rubio ( Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2023 a las 14:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
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