Desde que recuerdo llevo conmigo ciertas voces o pensamientos infernales.No tengo derecho a pedir u orar por clemencia, mucho menos por perdón.
En mi corta vida cometí errores y pecados, que bueno, para mi época todo era pecado. Así que ganado el infierno, no, no lo tengo, yo vivo mi infierno ya en vida.
No puedo verme al espejo sin repudiar lo que se me presenta. No, yo no tengo algo que me guste de mí o me interese y me haga sentir bien, es difícil encontrar algo que me haga sentir agrado y uso máscaras todos los días, mascaras que ocultan mi verdadero sentir hacia mi misma y lo que hay dentro de mí. Ya que si duele ver un cuerpo extraño, feo, ageno, que de menos lo que hay por dentro y duele, duele tanto que no se le puede contar a cualquiera.
Las cosas que hay dentro de mí, son tan atroses y aberrantes, que me hunden en un miedo hacia mi propio ser, por que no sé si lo que viaja conmigo será más fuerte que mi contraparte y me hará daño, daño de nuevo. Los cortes con cuchillas o piquetes con agujas no paraban el dolor y miedo interno, aquellas voces o pensamientos que dicen "inútil, poca cosa, no vales nada, no debiste nacer, estarías mejor muerta, eso, eso solamente lo anestesiaba y aunque me desvanecía y quedaba tirada sin ganas de nada más, las vueltas que daba el cuarto, el corazón que parecía iba a salirse del tórax, el silbido de la cabeza en unomento se calmaba.
Toda la lucha que tenía que dar para no rendirme, en más de una ocasión lo he tirado a la basura.
La tarde que entendí que no volverías a abrazarme, no me quedaba nada ya, así que no importó el dolor y ardor al sentir el filo de la navaja en mis venas, cortando sin tregua hasta ver cómo salía la sangre y manchaba el suelo y tú última morada. De recuerdo unas marcas, de las, perdón, pero que no me arrepiento, más bien me duele no haberlas dejado hacer que la sangre pudiera fluir más rápido. No habría seguido y no habrían ocurrido más errores en mi vida.
Perder un pequeño ser , que no tenía la culpa de que está tonta no supiera que crecía dentro de su ser, una culpa que no se quita y no se olvida y una toma de pastillas hasta quedar inconsciente, sentir el sueño que provocaba y el sentir como me hundía y caía, sin esta vez saltar en automático por qué el cerebro reaccionara, se sentía una paz, que deseaba alcanzar. Tener que volver a abrir los ojos y darme cuenta que seguía en este mundo, siendo yo, dolió, otra vez no se logró el cometido y es que mi cobardía y estupidez ni eso me deja hacer bien.
No tener un amor de película que me hace vivir triste, no tener a quien decirle lo que vivo, confiarle lo que siento, hacerle ver que me temo a mi misma por hacerme daño o hacerle más daño a los que amo. Una fuga, con el deseo de desaparecer, un atardecer y una marea, a la cual le tengo respeto y un gran miedo, el agua empapando mi cuerpo entero, no sentir más la tierra bajo mis pies, dejarme flotar, sumergiéndo las olas mi cuerpo, arrastrándome cada vez más adentro, agua salada en mi interior y de pronto ese rostro pequeño, moreno, regordete y ojos preciosos, el miedo de ser mala para ella, pero también el miedo de no estar con ella y ser ella lo único y más valioso de mi maldecida vida. Dejar el mar a mis espaldas y con la única convicción de que no lo haría de nuevo, no me rendiría, lucharía contra esas voces y pensamie tos infernales por estar, si que no valga nada y sea la peor, pero estar con ella y no abandonarla.
Vivir un infierno en vida, día a día, una mente que juega contigo a quererte vencer.
Doctores, tratamientos, terapias, clínicas y el mal no se va, no se apaga ni un poco, a veces creo que va creciendo y ganando terreno, tanto que me siento perder.
Son dos entes dentro de mi ser, dos pensamientos, 2 sentimientos, no sé qué es, uno quiere verme hundida, cayendo al vacío, sufriendo, sangrando, llorando, temiendo; el otro quiere luchar, salir adelante, sonreír, disfrutar la vida, amar y amarse. No sé cuál de los dos gane, sólo sé, que aveces no tengo fuerzas ni para levantarme, que el dolor interno, será el alma, duele tanto que hasta los huesos calan, la cabeza y el cerebro no pueden controlar el cuerpo y es como si estuviera tecleando una orden al computador y éste no respondiera. Tal vez mis circuitos y cables internos vinieron fallados de fabrica y por eso nunca he servido bien.
Sólo sé que no vivo, peleó por sobrevivir.
Nadie lo entiende, acepta o comprende, pero tener una enfermedad mental y emocional es tan fuerte que puede terminar venciendo al huésped en que se aloja, lo peor, quieren que actues como si no pasará nada y creen que en verdad no te pasa nada. Mientras dentro de tu cabeza esas voces o pensamientos infernales te destrozan y uno va por ahí con una máscara de no pasa nada.
Duele y cansa tanto usar la máscara todo el tiempo. A veces solo quiero dormir y no volver a abrir los ojos, para no tener que volver a usar un disfraz, ni tener que comenzar de nuevo otros día, una lucha interna más.
Nadmoon
- Autor: NADMOON (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de septiembre de 2023 a las 04:12
- Comentario del autor sobre el poema: Padezco una enfermedad mental Depresión crónica, con ataques de ansiedad y cambios de carácter, con episodios peligrosos o dañinos, contra mi misma o terceros.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
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