Que feliz yo era con tu coraza dorada
si me llego a imaginar no la tocaba.
Que feliz yo era, cuando te abrazaba
y tu sonrisa mis ojos arrullaban.
Que feliz yo era al degradar el tiempo
ante el flujo cálido que tu luz radiada.
Cada punto de oro,
con las hebras de mi alma yo amarrara.
Uno a uno mis dedos, como suave manta,
arrastrarían el sol para que brillaras.
Si me llego a imaginar, hubiese cegado mis ojos,
con la hiel que emanas.
- Autor: Felipefernandez ( Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2010 a las 22:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
Comentarios2
bravo!! sinceramente es bueno.... tu poema me ha super gustado..
saludos..
kalita..
que buen comienzo bienvenido a este portal magico ^^
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