Puertas circulares

Lauti633

 

 

I

Me domina el misterio.
No hay muros del lenguaje
que penetren en las sombras que no vemos.

Detrás del movimiento de las palabras,
solo hay un mensaje recurrente y vacío.
Que se aproxima tímidamente.
En este nacimiento del sentido,
todo concepto se construye.

Somos una continuidad inminente.
La soledad nos espera.
Pacientemente observamos
el vocablo de los viejos,
aquellas letras del pasado.

Un pasado tan antiguo, como real.
No hacemos más que designar
taxonómicamente nuestras paradojas.
Llegamos a ese punto inexacto,
en donde todo se vuelve falaz.

En donde la mentira fugaz se materializa.
No hay destinos del silencio,
solo palabras sin dueño.
¿Dónde se esconden las ideas?
¿En sueños de humanos sin nombre?
¿En las historias que inventó alguien
que se encontraba aburrido?

II

Todavía hoy imagino,
aquellos otoños sin viento.
Se darán cuenta que solo hay espejos
que reflejan nuestra contradicción,
nuestro sinsentido.

Estamos al borde del abismo semántico.
Todo es lenguaje, todo es tiempo.
Todo son gestos para no olvidar.
Nos quedamos mirando a la noche,
como si en la oscuridad se pudiese ver
con más nitidez el mensaje
detrás de los versos.

Ni la lluvia, ni los relatos nos sirven.
Solo vemos máscaras de la realidad.
Maestros imaginarios.
Personajes en la niebla espesa.
Imaginamos voces perdidas.
Perdidas en el tiempo y en el espacio.
Voces dentro de una realidad física imposible.
En donde no existan las formas conocidas.

Nos reconocemos en el mismo instante.
Justo cuando leemos lo que se esconde
detrás del velo de la ilusión.
La noche tiene forma de escondite.
Nos perdemos en las imágenes imposibles.
Mi último sueño era sobre aquel país que no existe.
Sobre la constante utópica del mañana.
Sobre las luces del cielo que nadie se atreve a ver.

Nada es cierto cuando gobierna el silencio.
Cuando nadie habla, las historias no existen.
No hay héroes, ni personajes.
Cerramos los ojos, como deseando la locura.
Si tan solo vieras la oscuridad a los ojos,
entenderías la ausencia.

III

La luz es reflejo del deseo.
El espejo de las alegorías sin testigos.
El silencio es tan oscuro que no se ve.
La ausencia gris te persigue,
en cada rincón de los recuerdos.

Sin embargo, cuando escuchamos algún susurro,
nos ilusionamos. Vemos los colores que no existen.
El espectro borroso que rompe los límites.
Se gestan los conceptos y el orden.
En la palabra, en el mensaje, en el deseo.

Pero el pasado no se destruye,
todo permanece de algún modo en su sitio.
Todo se camufla, en ecuaciones sin sentido.
Sonreímos ante la abstracción. Reímos del miedo.
Y a lo lejos vemos, como el pasado se acerca,
y el futuro se va. Los tiempos se desacomodan.
Analizamos cada detalle, cada figura, cada patrón.

Cada minúscula manifestación de la presencia.
Ya quisiéramos olvidar los comienzos.
Pero si hay algo claro, es que las palabras se escurren.
Los secretos permanecen bajo el olvido
mientras las llaves del vértigo desgarran la razón.

IV

Recuerda que solo existen los sueños.
Que nada es real.
¿No era eso lo que siempre repetíamos?
¿No eran esas las premisas escritas en los muros?

No quiero olvidarme de los sueños.
¿Es por eso que escribimos?
Toda la noche te llamo,
pero parece que no me escuchaste.

Ya escribiste todo lo que tenías que decir.
Te olvidaste de los jardines invisibles,
de las dimensiones desconocidas, te olvidaste de todo.
Preferiste refugiarte en el silencio.
En las palabras intangibles.

Tu último verso, fue una acción.
Tu última palabra se esconde en el imaginario.
Y será por eso que nadie te olvida.
Siento, sin embargo,
que los círculos que recorremos no tienen salida.
Los laberintos nos persiguen.
El mensaje se escurre de los dedos.

V

El final aparece y se va. Se pierde por la tierra.
Se pierde como la arena en las manos.
Viento y nostalgia. Música y verdad.
No hay mucho que escuchar,
porque todo parece repetirse.

Pero por alguna extraña razón,
los comienzos siempre se renuevan.
El eterno sentido mágico del tiempo.
La cultura circular, nuestras dos caras,
nuestra dualidad. No hay misterios,
solo comienzos y finales, que se parecen.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.