Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Próxima casualidad a divagar remoto
contactando la oscuridad con el rayo
entre aplausos inexistentes ni relatos
a voz de silencio como el viento sonoro
Se pausa la mudez para alarde de amor
cuando deposito mis miedos en el pozo
y platico solo por sonsacar mínimo alivio
de las fuaces de otro dragón metafísico
Mientras me conversan sílfides la razón
que ocupó el sitio del corazón del loco
siendo mi opción realizar lo imposible
Dicen que el diablo husmea el humeante
mundo donde dios puso aparte su arte
pero acaso al mártir humano él hizo libre
La transparencia elemental del viento
realza los colores con sus fluorescencias naturales
Mece sus alas en una eterna ebriedad
mientras el vuelo de los halcones solemnemente
invoca la claridad pluviosa esta tarde...
Círculos en el cielo, olas colaterales
abarcando silencios infinitos y voces silvantes
sobre los campos verdes y la aridez
del suelo urbano bajo el que crece aun la luz...
Un beso suave no será suficiente,
y las caricias de un amanecer ficticio
no relatan la historia de los seres
sino una falsa memoria que acota los caminos...
Refractándose en la beyeza del agua derramada
el amor real yena hasta colmar los recipientes,
y rebosarán vida tras larga sequía, emociones
nacidas en el bergel de la tristeza reflexiva,
gotas que tocan la piel de las almas que aman
este instante de plenitud mayestática
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