Falsas libertades

Un ideal hace eco en las paredes de mi mente,
una palabra latente que va del pecho a los dientes
sin que la pueda gritar.

Un profundo sentimiento, con aires de lejanía
como un mar y un cielo azul divididos por el sol
con un horizonte ausente que el paisaje encarceló.

Según nos cuenta la historia, la gente muere por ella
una palabra pequeña de ocho letras nomás,
esas letras milagrosas que ordenadas de tal forma
a veces rompen cadenas de generaciones enteras
que viven buscándola.

Hoy en día con cultura y organización social
nos aprisiona un sistema con falsa legalidad,
que nos paga lo que quiere y se lleva la mitad
y con lo que es del pueblo dicen hacer caridad.

Ellos son los intocables disfrazados de igualdad,
generando dependencia para poder gobernar.
Escondiendo sus horrores tras la justicia social
sí hasta las masas adiestran desde muy temprana edad.

La voluntad del más fuerte quieren legalizar
y las leyes de intereses quieren hacer popular.
Ellos también están presos de su avaricia estatal.

La justicia quedó pintada en las paredes de un baño
el último caballero adentro quedó encerrado
y un simple martillazo finalizó con el caso.

Qué libertades tiene el adoctrinado
si en el país de Alicia cayó desde primer grado.
Qué libertades tiene el del oficio diario
si no pudo escapar ni el que tiene un doctorado.
Qué libertades tiene el que defiende la patria
si le quitan los derechos cuando le entregan las armas.

Hoy escribimos la historia con tintas negras y rojas
en un papel amarillo, que se olvida en la memoria.
Hay incontables gritos encerrados en un frasco,
y todos los que murieron de a poco son olvidados.

Defendiendo una palabra que no se puede nombrar,
a paso firme y esbeltos tendremos que caminar,
Mirando hacia el horizonte que hoy nos trae nubes negras,
habrá que subir a ellas para poderlas limpiar. 

Esa palabra que golpea las paredes de mi mente,
es un grito de coraje que lo muerdo entre los dientes.
Es la rama más gruesa del árbol de los derechos
y es la mentira más grande que nos cuentan los verseros.
Esa palabra en mi pecho hoy la susurra el mar
y el cielo devuelve un eco de un sol que no brilla más.