RECUERDAME (c)

OSCAR LUIS GUZMAN

Digo...

Recuérdame, no pido que me quieras.

Si en el recuerdo estriba la esperanza,

que importa que el tiempo y la distancia nos separen...

 

Yo tengo la confianza que algún día

podré yo realizar mis anhelos

y aunque la realidad es tan sombría,

la esperanza me brinda un gran consuelo.

 

Un beso equívoco que flota como estrella

grabó en mis labios indeleble huella,

y una mirada celestial y pura

marcó el camino de mi desventura.

 

El arpón de tus ojos desgarró mis adentros.

Y aunque el paso del tiempo quiso borrar la herida,

quedó en mi invalida vida la cicatriz marcada

y tu bella mirada se convirtió en parte de mi anatomía.

 

Luego, tengo razón en no olvidarte.

¿Cómo podría olvidar esa aventura

que fue gloriosa y por ventura

fue elocuente y bella.

 

Mi cerebro se sella

y te ha atrapado

y hoy cuida tu recuerdo 

como a lo más sagrado.

 

Pero no puedo pedir que tú me ames;

pues lo nuestro es amor imposible

y esas pasiones a menudo dañan

y nos causan dolores indecibles.

 

¿Cómo puedo soñar hacerte mía,

si tan solo pensarlo es incauta osadía?

¿Cómo soñar en tenerte a mi lado,

si tan solo pensarlo es pisar lo sagrado...?

 

¿Cómo pedirle al cielo que me ames?

si desear que me ames es decir: No hay cielo...

 

Por eso mejor digo:

Si es posible, recuérdame, no pido que me quieras...

Eternalízame en tu mente,

que la vida cambia de repente

y nadie sabe qué será mañana.

Ni siquiera sabemos si existirá un mañana.

 

Por eso, no habrá día,

en el que al persignarme al cielo yo no diga:

Señor, que me recuerde, no pido que me quiera...

Si en el recuerdo estriba la esperanza,

qué importa que el tiempo y la distancia nos separen...

 

Yo perdí la conciencia y perdí la armonía

tan solo por un beso, que como una burbuja

de efímera existencia, nació y murió...

Diseminando en mi alma

al amor más intenso que jamás existió.

 

Mas, si supiera que la contra parte de mi beso ardiente,

fue igualmente

de sabor eterno, cual resultó en mi,

entonces bien sabría que así,

como tú eres mía, yo a la vez soy de ti.

 

Por eso, en esta lejanía, 

no faltará momento en que con ansias yo no diga:

Recuérdame...

No pido que me quieras.

Si en el recuerdo estriba la esperanza,

que importa que el tiempo y la distancia nos separen... 

 

*

 

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