Ya me observo en el espejo y admiro mis notorias entradas. Sinónimo de la adultez, antónimo de Juventud. Las analizo, las agradezco, las acepto. Estoy por cumplir ya los 30, siendo como un viejo joven, siendo como un joven viejo.
La vida me ha llevado a transitar por disyuntivos senderos, a tropezar con ella misma, a redimir mis actitudes.
Me reconozco en mi mirada, me reconozco en mi mitad, me desconozco en mi mirada, me desconozco en mi mitad. Porque soy la mitad de lo que aparento, lo que aparento es mi mitad.
El vello cubre esas entradas, como el semblante cubre al tiempo, Como el semblante cubre al viento, ante la vida que vendrá. Como cubre ya a quien fue, como cubre ya a quien fui.
Y me escondo entre ese pelo como me escondo ante el reflejo, como si no pasara nada, como si no estuviera aquí. Pero ahí están y seguirán y crecerán también honestas, como saeta, inevitable, como un dolor, imperturbable.
Como un reloj descompuesto que te brinda la hora exacta, como acta de un condenado, como un suspiro, un manifiesto.
Voy como un explorador, soy como un explorador, tratando de escribir la vida o tratando describir la vida. Pero se pierden las palabras, cuando se pierden los recuerdos, y soy feliz desmemoriado, un infeliz desmemoriado.
Hasta que acecha la palabra que me consume casi exacta. Y me recuerda que estoy solo. Y me recuerda qué soy. Solo.
- Autor: Antonio Leyva ( Offline)
- Publicado: 15 de septiembre de 2023 a las 15:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Luis 091, Rafael Huertes Lacalle
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