La casa de los cristales abría sus miradores.
Haciendo mío los paisajes más bellos.
Se manifestaban lluvias de flores secas,
estrellas que daban vida a nuevas esencias,
encarnando colores, entonando canciones,
sintetizando los aromas, por primavera.
Formas inmaculadas llenaban la presencia.
La casa de los cristales era mi lugar de reencuentro,
no tenia murallas de sementó, solo cristales.
La casa de los cristales era mi refugio,
donde mi alma se escondía de este mundo.
aimara
Comentarios3
quisiera estar en esa casa de cristal,poeta para tambien refugiar mis penas en ella..
que bonito..
kalita.
🙂
Oigan yo pensé que ustedes eran mi casa de cristal,,,
bello poema Aimara
🙂 gracias amigo
lo dicho, cuando hay fili y cache, las palabras fluyen, hermosoo.
un abrazo desde el corazon
grapas
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