Dioses del abismo

Tenemos la curiosa habilidad de escondernos
en esos difusos límites de la conciencia.
Allí donde Dios se manifiesta.
Allí donde los objetos están y no están.

En esa absurda realidad en donde todo se esconde.
Hay quien teme tu ausencia.
Pero en los mensajes surrealistas
el temor es tranquilidad.

¿No tenías la ilusión de existir?
¿No tenías la idea de que toda posibilidad era solo un reflejo?

Renacieron los silencios en algún siglo medieval.
Entre tantos secretos, alguna verdad se escapó.
Algún pilar, de alguna ciudad perdida de oriente.
Alguna estructura impropia.
Un lenguaje inservible, una arquitectura sin origen.

¿Quién era aquel poeta que desafió la palabra de Dios?
¿Quién era aquel viajero que se olvidó de sus pasos?
Si podemos escapar del símbolo, podemos escapar de todo.
Tan solo hace falta un recuerdo, una imagen, una ilusión.