el mismo día de siempre

Francisco M. Ortega

 

hoy es el mismo día de siempre y me olvido de todo

de escribir malos versos y momentos basura

de reclinar los besos y del mar de queratina

en la tarde curvilínea donde se ahorma el otoño

llueven raíces cuadradas y polinomios

y la humedad algebraica de la tristeza

apagada del día su luz cinérea

 

busco en el mapa con dedo tembloroso

ese lugar donde la gente no se canse de ser feliz

o donde nunca escampan las ternuras

 

la pesadumbre humana soportada como perros de paja

la vergüenza de vivir esperando a las puertas

de un organismo oficial para ser atendido

la súplica ante la incomprensión burocrática

entablar conversaciones inicuas con desconocidos

hasta el ahora es su turno y vuelva usted mañana

 

sobre una frase leída pienso y me pregunto luego

cómo no se me habrá ocurrido

no haberla escrito antes y me sulfuro

 

mientras espero una reparación en el taller de mecánica

me brota el rizoma del recuerdo

cuando alguien supuso que venía de otro planeta

extraño ser en mí este que habito

 

todo este mundo impregnado de soledad

y apegos ocultos a vista de dron

quieto entre los pliegues de la memoria

 

sin notar lo que he sido

ese ahogo roto cuando despierta el corazón

y nada está lo mismo

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1

  • Enrico Espino

    Hola, Francisco.

    Pasé por tus versos y el tema me ha inspirado.
    Si se convierte en un poema, te digo algo:

    "Hoy. Es el mismo día cada vez.
    Escribo malos versos curvilíneos
    ahogando un mar cuadriculado
    en un suspiro de tristeza."

    Hay muchos espacios enduendados en tu poema. Me quedo con éste:

    "busco en el mapa con dedo tembloroso
    ese lugar donde la gente no se canse de ser feliz"

    • Francisco M. Ortega

      Interesante. La ideas como las fichas de dominó alineadas van cayendo una tras otro al ponerse en contacto. Gracias.

      • Enrico Espino

        Hola, Francisco. El poema terminó así. Tú poema lo inspiró. No me salió muy bien, pero es así esto de escribir: un pieza de dominó que cae y empuja otra y otra.
        Gracias de nuevo.

        El mismo día cada vez.
        Escribo versos curvilíneos
        ahogando un grito apenas sombra
        en un suspiro burocrático.

        Títere roto del poema
        inaccesible y discordante;
        del no sé qué que queda corto
        quedo tartaja de mi mismo.

        Agh! Qué carcaj balurdo y mudo
        sin flechas rojas o asonantes
        llevo en la tinta y la memoria.

        Tuerzo la frase y pujo un verso
        en el reverso del papel
        ya ajado, roto, indiferente.

        Nada de nada y esto es todo.



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.