Me propuse a escribir con rabia y salieron humildes versos, me propuse a reflexionar porque provocar fue para los busca pleitos.
No pude impresionar con vivencias, pero si con experiencias, ya qué el sendero de mi decadencia fue mi supervivencia.
Obtuve inteligencia gracias a millón falencias no falacias, aunque robaba para comprar dulces que me gustaban.
Crecí en pueblo chico, mi crianza de niño rico, por la variedad en mariscos.
Las boyas fueron mi primer auto, el agua salubre mi primera carretera, mis amigos los insectos, las gallinas y las carabinas.
Los cartuchos no los conocía porque aún era chico y había cosas que no entendía.
En mi narrativa poco creativa pero si vivida
les daba clases a sus retorcidas vidas.
Exponiendo de forma divertida qué la vida sigue, aún si tuviese sida.
En líneas anteriores me confesé del robo, no especifique pero ahora aclararé que de los pantalones plomos unas modenas hurté para satisfacer el amor al plomo, así fue.
Fue erróneo cuándo logré cursar infantería quitando así la niñería y capté hombría que anda falta en la mayoría de crías.
Entendí que defender fronteras es entrar en trincheras, entendí que si quieres tú bandera debes apreciar la esfera, entendí que si eres hiedra pueden patearte pero no morderte piedra.
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