El poeta no persigue la verdad,
sino tan solo la ilusión de verdad.
El poeta odia la verdad.
Odia todo aquello
que lo aleja de la paradoja eterna.
El poeta es un amante
de los laberintos narrativos.
Un constante soñador de la locura.
Un ser contradictorio,
que sufre y busca la falta de comprensión.
El poeta es un personaje de su ficción.
Un enmascarado del tiempo,
que huye de su destino.
Hay tantos poetas, como palabras.
Pero todos ellos se permiten
perderse en el abismo infinito del lenguaje.
Allí donde la verdad nunca se ve.
Allí donde toda realidad, puede existir.
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