La Bibiloteca ( basada en “La Biblioteca de Babel” de J. L Borges y “El nombre de la Rosa” de Umberto Eco)

Patricia Aznar Laffont


AVISO DE AUSENCIA DE Patricia Aznar Laffont

 

Sucedió en los tiempos de los tiempos y de manera casual en donde en todo lugar  se invocaba el augurio de  los libros.

Quizás él no supo que todo estaba escrito. Ávido lector de  ciencia ficción  creyó  que podría asir la verdad de todas las verdades.

El conocimiento, la mayéutica, pensó, estaba en la escritura de  todos  los libros; él no se quedaría atrás , lo intentaría.

Fue ese día en que se internó por horas en la magna Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Pidió tantos libros como podía.

¿Cuántas horas pasaría allí? no le importaba, ese lugar estaba abierto las veinticuatro horas.

Quería conocer hasta dónde su mente podía y retener la suma de las verdades escritas desde los tiempos más remotos.

Cayó en sus manos el cuento de Jorge Luis Borges: "La Biblioteca de Babel" y se hundió profundamente en su lectura. También dentro de los libros que arbitrariamente había pedido estaba  "El nombre de la rosa" de Umberto Eco.

Pudo conjeturar que el cuento de Borges y la novela de Eco tenían coincidencias que lo abrumaban: el monje bibliotecario ciego, la ceguera de Borges, la mudez y el castigo de la sonrisa en un Monasterio perdido de la Edad Negra, y tanto más. Se entusiasmó y una sonrisa se dibujó en sus labios.

 Entonces tomó una lapicera  y empezó a tomar notas de dichas coincidencias.

Qué pasó después, es algo  que no puede ser contado si el lector no conoce de la avidez por la lectura y ese raro sentido de querer asir el todo.

De pronto, luego de horas o minutos o la centésima parte de un segundo, queda a tu criterio , lector; el espacio tridimensional de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires se ensanchó en forma errática, aparecieron  triángulos, pentágonos, hexágonos y humos y tinieblas, la gente había desaparecido y una serie de eventos indescifrables sucedieron para su mente ya  afiebrada.

Luego tronó un incendio inexplicable y una invasión de aguas turbulentas lo ahogaron  y ya no pudo moverse. Cayó de su mano la lapicera marcando un son trágico. Los libros habían volado.

¿Qué hacía allí?  En un prácticamente desconocido edificio? Tratando de entender no sabía qué.

¿Es que su razón ya fallaba?

¿Qué sucedería después? Era verdad lo que acontecía o una alucinación de la que pronto despertaría?

Supo antes de morir o enloquecer, no se sabe,  que había tocado el punto negado para el hombre.

Ese, el de creerse el dios que omnisciente todo lo sabe.

Pasaron por sus ojos en enloquecida y desordenada resurrección: el álgebra de los persas, Atenas y Roma, el Mesías, la Pasión y la Resurrección del mismo Cristo,  la Comedia perdida de Aristóteles y la Tragedia, James Joyce y la  Ilíada y la Odisea, Séneca, Constantino y Carlo Magno en su intento fallido de traer a su Imperio la luz de la razón y la lectura sólo permitida a los monjes y sus Abadías.

El letargo mortal  llegó en lapsos que no pueden conocerse.

Sucedió, repito, en el tiempo de los tiempos es decir: en la línea infinita en dónde se inserta el sin sentido del segundo y el espacio, todo fue,  es y será  presente para el dios en que jamás creyó.

Sólo se sabe que una sonrisa divina acompañó su último  y racional pensamiento.

 

                                                                                                                                          (Patricia)

 

 

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Comentarios +

Comentarios9

  • Violeta

    Mira no habia visto que recibes comentarios. Muy interesante Patri los que nos traes hoy publicado , si que lo esta, besitos.

  • MISHA lg

    preciosa travesía de los grandes en la vida ..... gracias por el compendio poetisa
    Supo antes de morir o enloquecer, no se sabe, que había tocado el punto negado para el hombre.
    Ese, el de creerse el dios que omnisciente todo lo sabe.
    Pasaron por sus ojos en enloquecida y desordenada resurrección: el álgebra de los persas, Atenas y Roma, el Mesías, la Pasión y la Resurrección del mismo Cristo, la Comedia perdida de Aristóteles y la Tragedia, James Joyce y la Ilíada y la Odisea, Séneca, Constantino y Carlo Magno en su intento fallido de traer a su Imperio la luz de la razón y la lectura sólo permitida a los monjes y sus Abadías.

    besos besos
    MISHA
    lg

  • Patricia Aznar Laffont

    Gracias por tu grato comentario querida amiga, mi Misha!

  • Juez

    Sabes algo, amiga Patricia, la primera vez que yo leí uno de tus poemas quedé muy embelesado en algunas frases, porque vi en ellas aquel lenguaje poético que hasta día de hoy me sigue gustando. Hablo de aquél lenguaje que creó el hombre que dijo que la luna era la luna, sin más. Desde luego me refiero a Jorge Luis Borges.

    Hoy tengo la certeza de que eres fan de sus obras. Yo también. Yo leí ficciones de Borges, un libro muy complejo de leer. El primer cuento con que inicia llamado Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, es algo que al lector común le puede parecer difícil. Leer a Borges es leer sobre metafísica, sobre filosofía, sobre la historia universal. No es simplemente un cuento. Extraordinario sería que en verdad fuera solo un cuento, pues, lo que Borges hacía podía pasar por un tratado convincente de teología... En fin, que me lío.

    No he leído el nombre de la rosa de Umberto Eco. Y tampoco he entendido el relato que has escrito, pienso yo, porque carezco de la otra mitad del mapa para entenderlo. Algunas partes me parecen como evidentes referencias a la biblioteca planteada por Borges; otras pienso que incluso a la biblioteca de Alejandría. Creo que al lector común que no haya leído ni el Jardín de los senderos que se bifurcan ni El nombre de la rosa felizmente podrá leer tu relato y dejarse atrapar por la historia, sin indagar más allá en las referencias que se ocultan a simple vista en la trama.

    De momento yo, que soy muy curioso, me propongo a leer El nombre de la rosa, y una vez lo lea te comento de forma más precisa el relato 🙂

  • Patricia Aznar Laffont

    Querido amigo, leo a Borges desde muy pequeña, mi padre participaba de su círculo.
    Sé fehacientemente que Eco le dedicó su libro El nombre de la Rosa a Jorge Luis Borges porque en su dedicatoria e introducción lo menciona de forma algo difusa.
    Fueron 32 veces que a Jorge L. Borges le negaron el premio Nobel de Literatura por supuestas ideologías políticas.
    Eco, literato, semiologo y mucho más hizo algo de justicia con él.
    No te pierdas esa lectura..
    Es inmensa.
    Espero tu comentario.
    Gracias por tu presencia, querido poeta y escritor.

  • yunque

    Dicen que el que mucho abarca poco aprieta , más o menos eso le pasó a tu personaje , un relato muy bien escrito amiga , y se aprende algo de la vida y obras de Borges, gracias por compartirlo
    Un abrazo

    • Patricia Aznar Laffont

      Gracias amigo querido.
      Siempre la lectura de Borges ha sido mi compañera.

    • Lale Neda

      No temaís de las lecturas que engrandecen el Alma ....(palabras mías ) tu personaje por saber verdades se atrevió a tocar la inmensidad de Obras magníficas en ese espacio tridimensional para traer la luz a su razón ...sin duda en ese tiempo infinito cuando se descubren lo que prodiga...la esencia cambia...me encantó tu relato Diosa ....nos deja claro el compendio de lecturas de radiante luz para volar o ser refugio de nuestras almas ...Abracito con el corazón ...me encantó ...

    • Patricia Aznar Laffont

      Mi solcito, mil gracias!

    • María C.

      Pensé no podría contestars se ha oto el ratón, he hecho un ''pegote'' para poder continuar, me toca comprarme otro ''ratoncillo'' para seguir, y encima mi PC es una KK funciona cuando le da la gana.
      Ciertamente muy INTERESANTE lo que nos dejas.
      Un abrazo

      • Patricia Aznar Laffont

        Gracias, Maria

        Mi pc tuve que cambiarla

        Era prehistórica.
        Petonet

        • María C.

          Tendré que hacer un pensamiento y cambiar, hoy compraré un ratón al menos que algo funcione.
          Ten buena semana.



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