El ritual de la blasfemia

Maxi Aristarán

En un mundo de palabras, la blasfemia se alza,

Un susurro envenenado que el alma desgarra,

Palabras que hieren, que causan dolor,

Desafío al cielo, profanando su honor.

 

La blasfemia, un eco del pecado humano,

Una rebelión insolente al divino plano,

Desafiantes palabras, llenas de desafío,

Provocan la ira, el juicio y el vacío.

 

Pero, ¿quién decide qué es blasfemia y qué no?

¿Quién tiene el poder de juzgar, de imponer su voz?

¿Es acaso el hombre, con su limitada visión,

Capaz de discernir la verdad y la razón?

 

En el vértigo del lenguaje, la blasfemia se desata,

Palabras desgarradoras, que el alma desbaratan,

Pero quizás en el caos, en ese abismo profundo,

Se esconde un despertar, un mensaje fecundo.

 

Porque en la blasfemia yace la disidencia,

La negación de lo establecido, la resistencia,

Es la pregunta incómoda, la voz desafiante,

Que nos invita a reflexionar sobre lo que antes era sagrado y distante.

 

Entonces, ¿no será la blasfemia necesaria,

Para cuestionar las verdades que nos atan y aprisionan?

A través de la duda, de la negación irreverente,

Podemos encontrar la luz que ilumine nuestra mente.

 

Que cada blasfemia sea una oportunidad,

Para explorar el infinito, la verdad,

Que no sea una ofensa, sino un llamado a pensar,

A trascender lo establecido y a crecer sin cesar.

 

En el lienzo de las palabras, la blasfemia se dibuja,

Un recordatorio de que nada es absoluto, nada es la cumbre,

Que en el misterio divino, en el enigma eterno,

La blasfemia puede ser el inicio de un nuevo invierno.

 

Así que, en lugar de condenar la blasfemia sin más,

Abramos nuestras mentes a su potencial de libertad,

Porque en el choque de ideas y creencias diversas,

Podemos encontrar la sabiduría que nos sumerge en cadenas de poesía universal.

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Comentarios2

  • Angel Rafael Anaya Puerta

    En el vértigo del lenguaje, la blasfemia se desata,

    Palabras desgarradoras, que el alma desbaratan,

    Pero quizás en el caos, en ese abismo profundo,

    Se esconde un despertar, un mensaje fecundo.

    Mi querido amigo Maxi, de tu poema me llamo poderosamente la atención en la estrofa que observas arriba, por ello baso en ella el siguiente comentario, de lo que a mi juicio intentas transmitir en tus letras. Esta estrofa captura la intensidad de la expresión y la potencia del lenguaje en su forma más visceral. El uso de la palabra "vértigo" evoca una sensación de desequilibrio y vértigo emocional, lo que sugiere que el autor o hablante se encuentra inmerso en una experiencia de comunicación intensa y apasionada.

    La mención de la blasfemia indica que las palabras utilizadas pueden ser tabúes o controvertidas, lo que añade una dimensión provocativa a la estrofa. Las "palabras desgarradoras" que desbaratan el alma refuerzan la idea de que esta expresión lingüística es poderosa y capaz de afectar profundamente a quien la escucha o la pronuncia.

    Sin embargo, la estrofa también sugiere que este caos lingüístico podría llevar a una revelación o despertar. La idea de que "en ese abismo profundo" pueda esconderse un "mensaje fecundo" sugiere que, a pesar de la aparente confusión y desorden, puede haber un significado profundo y valioso en estas palabras audaces y controvertidas.

    En resumen, esta estrofa evoca la dualidad del lenguaje, que puede ser tanto destructivo como transformador, dependiendo de cómo se utilice. La tensión entre la blasfemia y el potencial de un "mensaje fecundo" hace que la estrofa sea provocativa y reflexiva.
    Particularmente deduzco que en el poema tratas de decir que en algunas veces la blasfemia es un mal necesario, puesto que entre más el hombre trate de adular a Dios, la naturaleza misma se encarga de revelarlo y de confirmar su presencia y eterno poder.
    Dios te bendiga amigo y gracias por compartir.

    • Maxi Aristarán

      A mi me sorprende su análisis, sin lugar a dudas es usted una persona que sabe como analizar y ondar allá en los abismos más profundos del alma. Tiene mi admiración y es un placer tenerlo por aquí un abrazo desde el alma.

    • Lale Neda

      ¿quién decide qué es blasfemia y qué no?
      ¿Quién tiene el poder de juzgar, de imponer su voz?
      ¿Es acaso el hombre, con su limitada visión,
      Capaz de discernir la verdad y la razón?...reflexivos versos ..Abrazo

      • Maxi Aristarán

        Muchas gracias por pasar con tu bello comentario abrazo.



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