En la lontananza del amor prohibido,
mi corazón se entregó sin haberlo previsto,
entre suspiros y susurros fue construido,
un encuentro mágico, un lazo imprevisto.
Tu mirada, embelesada y apasionada,
se adentró en mi ser, sin piedad ni tregua,
y en mis sueños, susurros de madrugada,
tu nombre en cada palabra, en cada queja.
Pero el destino cruel no nos permitió continuar,
sin despedirnos, sin un adiós con claridad,
como olas que rompen sin razón en la orilla,
nuestro amor quedó suspendido en la brisa.
Aún en mi memoria, tu sonrisa perdura,
como un tesoro oculto, un misterio sin fin,
y aunque nuestro amor no fue correspondido,
en mi corazón quedará grabado hasta el confín.
En cada poema, en cada verso que escriba,
tu presencia se hará eterna, inmortal,
porque amé, aunque tú no lo supieras,
y en la sombra de tus sueños, fui especial.
El tiempo pasará y los amores vendrán,
pero en mi alma, tú siempre serás mi musa,
la chica que se fue sin dejarme despedir,
pero que en mis versos, siempre será mi excusa.
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