Recuerdo que todas las tardes, a la misma hora, la esperaba
Sentado en el mismo banco del paseo Colon,
Disimulaba descansar bajo la sombra de la añosa morera,
Con mis manos cubría parte de mi rostro,
Y por entre los dedos miraba al norte esperando
Que a la distancia me coqueteara su cuerpo.
El murmullo del viento traía ese inconfundible e irresistible
Perfume Suyo, que aún perduraba en mi piel desde la última vez
Que nos vimos, entonces, se aceleraba mi ansioso corazón
Que ya la esperaba……
Podía ver el brillo en mis ojos al sentirla tan cerca,
Sentía agonizar mis labios por morir en los Suyos.
Y el temblor en mis manos acababa en el rostro
De mí amada Cristina.
Con los años trascurridos la morera se secó,
Un joven lapacho ocupa ahora su lugar,
El paseo colon sufrió hermosas y modernas reformas, y
El banco donde esperaba por ella, es otro,
Es más cómodo y amplio.
Nosotros también hemos cambiado, pintamos canas
Y tenemos arrugas en nuestra piel, pero no ha cambiado
Jamás los besos y la forma de amarnos.
Te esperaría una y mil veces Cristina,
Porque sé, que siempre vendrás a mí.
- Autor: Gustavo Gerez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de octubre de 2023 a las 15:43
- Categoría: Amor
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Una voz
Comentarios2
Muy lleno de romance, que el peso de los años ha añejado cual el mejor de los vinos.
Las canas nos enseñan a amar de una mejor manera, cuando valoramos lo que la edad nos enseña, y usted en vez de añorar con desdén y nostalgia melancólica el pasado, aprecia el presente y sus manjares.
El amor cuando se conoce, no muere por la edad. Me gustó mucho. Saludos
tal cual ... esa fue mi intencion. gracias por pasar por mis letras
La narracion nos lleva al desenlace y en ello aunque todo cambia y la edad se apodera de nuestros cuerpos, se ve como el amor perdura.
Muy bonito
Un abrazo fuerte
muchas gracias por pasar por mis letrras
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