Los más viejos recuerdos del tiempo se aproximan.
Estuviste todo el tiempo en un escondite anónimo.
Siento que tu presencia fue tan determinante como inadvertida.
Todo es así de inconcluso, todo es así de temporal.
Por más que reflexionemos sobre la sustancia, la sustancia no se entera.
Recorremos cada silencio compartido, con una complicidad incompleta.
Entre la reflexión y la juventud, nuestras ideas se desvanecen.
Se desvanecen como todas aquellas ideas que realmente importan.
Contemplamos la profundidad,
pero ignoramos todo lo que tenga que ver con el abismo.
Nadie soporta nuestra ausencia. Nadie soporta nuestra soledad.
¿Quién podría cuestionarnos nuestros silencios?
Dejamos de lado lo que no importa, lo que no existe, lo que no vemos.
Nos concentramos solo en ese heterogéneo conjunto de cosas abstractas.
Y casi inesperadamente, todos los nombres de Dios se olvidan.
No hay virtudes que esconder, ni temores que sentir.
Solo hay un lenguaje, que navega por un tiempo ajeno.
A veces olvidamos nuestros sueños.
Todos aquellos viajes a contextos tan diferentes al nuestro.
Nuestra existencia es anecdótica, pero real.
Y es por eso que justificamos el olvido de nuestra existencia.
Ya no somos nadie, pero juro que alguna vez,
en algún rincón oculto del tiempo, nos esforzamos por existir.
Un esfuerzo tan involuntario como valiente.
En donde vivíamos para explorar aquellos secretos aun no inventados.
¿Qué sabiduría encontramos?
¿Qué símbolo llenó de sentido nuestro andar errante?
Hoy, desde el inexacto punto de la inexistencia,
puedo decir que no recuerdo a nadie. Que nadie me recuerda.
Dejar de existir, es solo dejar de recordar.
Dejar de buscar un camino que sostenga la realidad.
Te veo a la distancia, y solo veo una estela de la existencia.
Un difuso resurgir de la verdad. Un signo apagado, pero vivo.
Y entre tantas discontinuidades del pasado,
solo puedo hundirme en la temporalidad.
Es lo único que nos queda, lo que aun tenemos.
Lo que nunca nadie nos podrá quitar.
Esa esencia existencial, que nos mantiene en una dimensión sin forma.
Solo aquí vemos reglas del lenguaje, que tanto buscábamos.
Solo aquí vemos la totalidad desde un punto, que son todos los puntos.
Desde una realidad, que son todas las realidades.
Comentarios2
Muy profundo, un tema muy bien tratado
Un abrazo fuerte
Buenas letras reflexivas sobre existencia y esencia ..Abrazo
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