¡Fugaz itinerante!
Nunca te otorgué el don de la insolencia,
Ni el refugio para la traición.
Desde tus primeros días,
Adiviné la arrogancia en tu opulencia.
El tiempo te ha condenado
a arrastrarte en el polvo
como hoja caída sin un rumbo cierto.
Te consumirás como la paja llevada a la gehenna,
Serás eco de risas y lamentos.
Aunque luches con fiereza por alcanzar la gloria,
El castigo te acechará en cada esquina.
El remordimiento será tu compañero inquebrantable,
Y el hazmerreír, el tributo a la vanidad
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