Sentado a la mesa en compañía de amigos, amigas
y tantos otros
me desconcentro a menudo mirando las cosas...
Hoy, mi vista traspasa
el vidrio limpio del salero...
veo cristales de distintas formas, de diferentes tamaños;
acumulados en castillo piramidal, salados gránulos;
me llevan con su brillo de diamantes a viajar
por playas blancas de arena.
Siento el mar: las tibias olas, la suave brisa,
su color turquesa.
Descanso en balanceadas hamacas,
bebo jugo tropical, llevo sandalias,
florida camisa, sombrero de paja, traje de lino...
Me divierto con todo a su alrededor. Soy feliz.
Luego los mismos cristales pintados de cuarzo
me llevan al desierto...
rayos de sol me doran, mi piel reseca
la azota viento de arena.
Palpo áspera cara, mis arenosos ojos;
pies se hunden a cada paso
por lo blando que tocan,
obligándome a descansar más de una vez
por la pesadez de mi cuerpo.
Veo espejismos, camellos...
me refresco en paradisíacos oasis.
Duermo, descanso...
sueño con bellas odaliscas. Soy un sultán...
Durante plena comida, recibo un discreto codazo
de quien está a mi lado...
Vuelvo... despierto.. regreso,
me conecto a realidad.
Disimuladamente me introduzco
poco a poco en la conversación... opino, discuto...
Me sirvo rápidamente.
No vuelvo a mirar el salero.
- Autor: Edmundo Onofre ( Offline)
- Publicado: 6 de octubre de 2023 a las 09:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais
Comentarios1
Un paisaje muy bonito por diferentes escenarios, entre cristales y arenas y otras delicias
Un saludo
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