Bocado

Lo malo de tener un problema alimenticio...

Es que no importa si comes "mucho" o "poco" para tu cerebro no es suficiente y ambos términos se mezclan. 

"¿Realmente comí poco? ¿es demasiado? un poco más... O no, mejor no." 

Entonces hay veces que tu estomago dice "lléname más", y te lo piensas, lo consideras, pero la culpa también te empieza a calcomer y lo sientes en la palma de la mano con la que te sirves la comida.

Por lo que solo quedan dos opciones:
1. Cierras los ojos, te sirves más e intentas pensar en otra cosa. 
2. Cierras los ojos, suspiras derrotado y comes lo que ya te has servido... E intentas pensar en otra cosa.  

Es una pelea constante con tu cerebro y tu estómago. 

También existe el fastidio de antes de comer;

¿Realmente vale la pena? tienes hambre pero "no quieres comer", pero tienes que hacerlo y te obligas,

Al final, no disfrutas la comida.  

Tampoco podemos olvidar el fastidio después de comer,

que consiste en cuando no dejas de sentir culpa por haberlo hecho

y el miedo de haber subido de peso,

porque no hay nada peor que subir de peso ¿cierto? 

Y bueno, otra cosa bastante triste y conflictiva son los antojos,

los pequeños gustos que te sueles dar porque si,

porque quieres,

porque te los mereces...

Pero no demasiado.

Nunca demasiado.

Tampoco se disfruta de ello. 

Comer es un martirio, una batalla constante.

"Debí no haber cenado, ¿por qué desayuné?,

¿y si me lleno de agua y listo? no tendría por qué comer si estoy lleno..." 

Se le pierde el gusto a comer,

Y el gusto por la comida...

Es bastante difícil recuperarlo.

-Limoneyes