Hay algo que está mal en el corazón de las palabras

Siempre son palabras que no nos pertenecen; es el deseo posesivo de que algún otro o otra cosa llegué a nuestro encuentro.

Por ello propongo dejar de escribir del amor y el desamor. Pero entonces ¿qué ambrosía beberá el hombre y con que veneno se matara el hombre?

 Yo propongo dejar de escribir sobre la identidad y la cultura ¿Pero entonces quién recordara lo que se fue o se logró ser? 

Propongo dejar de repetir poemas como cromos, uno tras otro ¿pero entonces cómo podremos decir con la claridad que nos alcance lo confundido que estamos en un mundo tan cuadrado. ¿Cómo expresaremos que algo no nos cuadra al mirar por el marco de la ventana? ¿Cómo dígame, usted que quiere eliminar la repetición, bailaremos el 1,2,3 sin contabilizar una y otra vez el 1,2,3?

¿Cómo viviremos una vida de números y basada para conseguir números sin prestar atención en el esfuerzo al cuadrado que hace falta? ¿Y como expresaremos esa necesidad de saltar del último moisaco de la cornisa sin saltar de la cornisa?