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Las personas cambian.
Las personas se transforman.
A veces son la misma persona con el pensamiento de otra persona.
Todo pasa cuando pasa el tiempo.
Sería un horror que no fuera así.

El tiempo revuelve las piezas, 
desde lo simple,
hasta lo complicado.
Se disuelve como azúcar cuando se vierten las cucharadas al café.
Y en ocasiones nadie esta cuando la transformación revienta el génesis al cambio.
Como una bomba atómica invisible que no deja rastro de su azote.

En ocasiones nadie está para lo complicado.
Por tanto tiempo 
¡Santos mal glorificados transformados al mundo en la peor escoria!
Y todos se hacían de la vista gorda jugando con palabras que no tenían verbo.

Las personas cambian.
Cambia el tiempo.
Cambia el espacio.
Y las cosas se esfuman.
Los espacios vacíos se llenan y,
los escenarios se deterioran.
La belleza se consume. 
¿Y la inteligencia? 
Quizá la inteligencia también con la vegez se confunde.

¿Entonces que me queda? 
Quizá solo la certeza de que lo puedo perder todo en cualquier pacífica tarde.
Y quizá, la sorpresa de verme en el espejo de diferente manera.