La mejor elección de mí vida

No era tu cobardía y mí inseguridad quienes nos alejaban del amor mutuo y el fuerte deseo de estar juntos. No fueron las dudas que la forma tan peculiar de ser que tengo (y que sé que tengo), generaban en tu pensamiento. O la inmadurez que a veces presentabas provocará que no quisiera estar contigo; siempre quise estar contigo. 

Sin ir más lejos y para no hacer de esto, un relato con intención de volverse un capítulo de mí próximo libro. Me queda claro que no fue nada de lo que mencioné al principio, que no era miedo a salir heridos, o tal vez no en tu caso, y quizás más que miedo en el mío, era no soportar la idea de haberme equivocado en elegirte. Es evidente que hice tal vez un poco el papel de tonta, que me has puesto en el lugar de la amante celosa con ansias de verte, y yo sin darme cuenta accedí a tu juego. Por eso estoy segura que no fue cobardía, no fue temor, no fue la desconfianza de no encontrarnos. Simplemente fue la falta de amor. Y ahora puedo admitirlo, ahora que me he intoxicado un poco de todo lo que eres y que ya no dueles, confieso que no haberme aferrado al pasado fue la mejor elección de mí vida. 

Ahora soy feliz.