Mientras meditabundo y cansado
pienso en cien cosas vacías,
un alma caritativa hace sonar
las campanas de una iglesia,
y el sonido templado, sugerente,
me conforta.
¡ Qué dulce monotonía esparcen
al aire frío, nevado casi,
que en esta mañana otoñal a todos nos hiela.¡
A su toque, los creyentes saldrán a misa
y recogidos en la iglesia,
cantarán al cielo acompañados
por el llorar cansino de las campanas.
Las campanas, ¡ qué existencia tan extraña. !
Desde su cénit olvidado nos miran pensativas,
llenándose con nuestras vidas
que luego derraman cuando el monaguillo
las hace desperezarse.
¿ Cuántas veces habrán gemido,
susurrando trémulas la muerte ?.
¡ Oh, Dios, qué recuerdos. ¡
Aquel día infausto,
con toda la placidez de mi infancia
inmersa en cinco angelicales años,
ahora me conmueve. Las campanas
sollozaban entrecortadamente
una endecha mortal,
un anuncio sobrecogedor que nada me sugería.
Pero en mi inevitable curiosidad
indagué el cruel significado: un niño había muerto.
¡ Ni pensarlo quiero ¡.
Por la tarde le vi desaparecer
dormido en su blanca cajita,
llevado en hombros heridos
por la calle Mayor,
la que conduce angostamente al cementerio.
Fue el primer anuncio,
casi olvidado, del ocaso.
- Autor: jagc (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de octubre de 2023 a las 02:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, Mauro Enrique Lopez Z., Lucila De Melo, Aqua Marina
Comentarios3
Agradable poema, triste en su interior, muy bien escrito
Un saludo y un abrazo
Gracias amigo jvnavarro. Un saludo y un abrazo para ti también.
Lindo, triste pero un poema apacible al leerlo.
Un gusto leerte.
Muchas gracias por leer mi poema, Aqua Marina. Me gusta tu comentario. Saludos del alma desde España.
JAGC
Me embargo una tristeza serena, mientras leía tus dulces y tristes versos. Recordé mi infancia y asi, a una niña que jugaba en su patio y le cayó en su cabecita un pesado matero de barro que, guindaba en un árbol en su patio.Volví a revivir la tristeza del recuerdo.Esa niña, me ragaló unas medias en el intercambio escolar decembrino.Nunca olvido su cola de caballo con lazos que le adornaba su mamá.Parece mentira, como nada se borra de la mente, sólo hay que abrir las puertas de los recuerdos y allí está nuestro pasado.Gracias y saludos.
Gracias a ti por leer mi poema, Raiza, me alegra que haya sido capaz de hacerte recordar,( aunque sea un suceso tan luctuoso), momentos de tu historia. Recibe un cordial saludo.
Tu manera de hacer poesía, tu trato y tu serenidad, me encantan.Gracias por estar por acá.Bendiciones.
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